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José Manuel Ibáñez

Europa como coartada

El impacto de la inflación sobre los pensionistas y la costumbre de responsabilizar de todo a Bruselas

Cuando España se integró en la Unión Europea se nos vendió un mundo de colores en el que tendríamos ventajas de todo tipo, vamos… una especie de Jauja rediviva.

Con el correr de los tiempos, salvo alguna excepción que otra, han sido más los inconvenientes que las bondades de dicha incorporación.

Así que los gobernantes de turno aluden habitualmente a “Bruselas” para justificar medidas que nos aprietan las tuercas a los ciudadanos de a pie, muy lesivas para nuestros intereses, básicamente a la economía en general, y a nosotros en particular.

La lista de ejemplos resulta tan amplia que necesitaría la opinión entera para pormenorizarlas en su conjunto. La última viene dada estos días con el anuncio oficial de que “Bruselas pide ajustes ante el vínculo de las pensiones con la inflación”.

Para ponerse a temblar los diez millones de pensionistas actuales, que en los últimos tiempos comprueban fehacientemente en su día la depreciación de sus magros euros, sobre todo en las compras imprescindibles, porque de otras ya hace mucho tiempo de que no pueden ni soñar con ellas.

Cuando hilvano estas líneas la inflación esta cifrada en 8,7%, y la subyacente, que no incluye los precios de la energía y los alimentos frescos, un 4,9%. Pero así y todo no resulta todo ello lo peor, sino que desde hace tiempo nos avisan de que las previsiones con las que nos habían intentado endulzarlo un poco no se van a cumplir, siendo su consecuencia que todo va a ir para muy largo.

Todo ello con el agravante de que estas cifras de incremento que nos ofrecen no van acordes con la realidad, cosa que resulta fácil de comprobar cuando cualquiera de nosotros hace compras de variado tipo, e incluso con precios literalmente duplicados.

Así que si los sueldos y el trabajo ya están fatal quieren rematar la faena terminando de hundir –aunque muchos ya lo están– a los pensionistas de nuestro país, precisamente cuando necesitan más protección.

¡Que engañados nos tenían aquí a todos con lo de ser “europeos”!

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