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Juan José Glez. Pulgar

Saber marcharse

La carta de despedida de Juan José Pulgar, ya expresidente del Montepío de la Minería

Es una reacción natural que uno busque el antídoto a tantas tensiones acumuladas de los últimos años, a muchas noches de insomnio y tantas otras en duermevela. Ante este “Mare Nostrum”, estos días tan quieto, con olas casi invisibles que se mueren en las orillas silenciosas, se puede encontrar el sosiego evaporado en otros mares tormentosos.

Y es entonces, mientras el alma se serena, cuando vuelven las emociones y las despuedidas agridulces de quienes voluntariamente han reconocido el trabajo intenso, riguroso, con algunos éxitos, del equipo que hemos estado al frente del Montepío de la Minería Asturiana.

No es este el lugar ni el momento para valorar la evolución del Montepío durante estos últimos ocho años, y además esa labor le corresponde a otros con una visión más alejada y objetiva. Pero la faena había que rematarla haciendo una transición modélica, apartada del ruido, para pasar el trabajo a otros compañeros que rodaron conmigo en las alegrías y en los retos, y que hoy ya dirigen el Montepío con entusiasmo renovado, tan necesario para sortear los desafíos del presente y el futuro.

Personalmente nunca me han gustado los llamados jarrones chinos, quienes tras abandonar las responsabilidades no encuentran acomodo e interfieren en la labor de sus sucesores, causándoles una imagen debilitada y dependiente, tan perjudicial como errónea.

Alejarse y marcar distancia supone responsabilidad y confianza. Mantener un hilo de conexión para el consejo y el apoyo, es demostración de amistad y respeto. En este espacio siempre me encontraréis.

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