La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Antuña

Tribuna

Javier Antuña

“Maxtr3s” y Rafa Palacios

La colaboración musical entre el rapero y el dirigente de Podemos

Rafael Palacios (izquierda) y el músico «Maxtr3s». | Miki López

Música, reivindicación política y Valle del Nalón son indefectibles elementos de una ecuación que ha dado, y aún lo sigue haciendo, relevantes artefactos sonoros en esta castigada zona geográfica del país astur. Ningún género o estilo musical ha sido ajeno a esta combinación: folk, rock, ska, punk, electrónica –en esta línea busquen las interesantes referencias de Jheal Bashta– poniendo de manifiesto los sinsabores sociales y económicos de sus habitantes. En el ámbito de la cultura hip hop en 2020 el blimeín “Machodeferia” supuso un nuevo hito en un género que ya cuenta también con una larga tradición en la comarca del Nalón: “Dos Cabrones”, “Stoned Atmosphere”, “K-Nalón”, “Ghaziel”, entre otros, y a la que ahora se suma Rafa Palacios (Ciañu) en una ya mediática colaboración con el rapero de Xixón Maxtr3s.

El Diputado de Podemos-Asturies, y a la sazón portavoz de este partido en el parlamento asturiano, ha colaborado –voz y letra– con el ya curtido (veinte años de trayectoria) Maxtr3s, en el tema “Donde yo nací”, adelanto de lo que será el último trabajo del músico gijonés. De inmediato, y vista la trascendencia política de Rafa Palacios, la prensa generalista se hizo eco de esta grabación –y su correspondiente vídeo– sucediéndose los reportajes en los diferentes periódicos asturianos, así como en radio y televisión, en los que se ponían de manifiesto el compromiso con los valores de la izquierda política que impregnan la canción.

Solo para los que desconocen la biografía más personal de Rafa Palacios les pudo sorprender las “veleidades” musicales de este ínclito –y ya histórico– dirigente de la izquierda asturianista. Y es que si bien es verdad que nunca antes había realizado incursión alguna en el ámbito del rap, sí lo había hecho en el del punk-rock durante su estancia en Argentina, llegando a actuar con el grupo “Los Mareados de Quilmes”, con los que dio varios conciertos como segundo cantante en Buenos Aires, Florencio Varela y Rosario. No menos importante fue su apoyo a la escena musical asturiana desde las ya memorables “Xornaes escontra’l racismo, la xenofobia, la homofobia y el facismu” que organizó, junto a otros compañeros y compañeras del Nalón, a caballo del siglo XX y del XXI en Llangréu, y en las que se daba cabida, como un complemento más de las mismas, a grupos practicantes de sonidos alternativos y alejados de los presupuestos más comerciales (Oi¡ N´ast, NSM…).

La izquierda política y la música forman un tándem que se ha visto, conforme el paso de los años fue haciendo necesaria su renovación, enriquecido con los sonidos que en cada momento eran más reconocibles para el oyente. Un buen ejemplo de ello fue el caso del que fuera diputado de la coalición IU-BA Roberto Colunga que, como prolegómeno, o tal vez mejor decir complemento, de su militancia política, fue cantante en la década de los noventa del pasado siglo del combativo grupo punk gijonés “Skandalo Público”. Y si bien es verdad que el rap se ha visto desbordado por nuevos géneros y estilos, no es menos cierto que su ascendencia en los llamados ritmos urbanos es palpable.

Llegados a este punto es necesario señalar que la derecha política busca apropiarse de unos sonidos y un estilo que por “tradición” no les pertenecen. Ahí está el caso de Vox y su uso del rap para enfatizar su mensaje. Para paliar estos desmemoriados y funestos efectos secundarios, por favor, visualicen el documental sobre la historia del hip hop en Asturies “Con H de Asturies” (Alfonso Secades/ Eduardo González 2012).

Vivimos tiempos de acusada zozobra, casi más que en épocas anteriores. Las crisis sociales, económicas, ahora también sanitarias, se suceden en occidente sin respiro. La música siempre ha sido un buen antídoto para guarecerse de tan perniciosas situaciones e intentar sobrevivir a las mismas. Que un diputado se una a un rapero e hilvane un discurso de memoria histórica obrera y reivindicativa, además de saludable y terapéutico, nos debe hacer reflexionar acerca de dónde venimos y quiénes somos, y tal vez lo que nos espera si como rapean Palacios y Maxtr3s no logramos “Que se alcen los puños en esta batalla ¡Qué nuestra gente no se quede callada!”. Y aunque “la revolución no será televisada” (Gil Scott Heron, 1971) ni tampoco la veremos por streaming, que al menos el descontento sí sea escuchado y coreado.

Compartir el artículo

stats