Tribuna

Un entrañable recuerdo a dos sindicalistas

Un homenaje a José María Prieto, Chemari, y a Pedro Álvarez, dirigentes de CC OO y fallecidos en poco más de un año

Darío Díaz Álvarez

Darío Díaz Álvarez

El 15 de diciembre se cumplió un año del fallecimiento, en el HUCA, "por complicaciones a causa de la covid", de José María Prieto, "Chemari", una persona no solamente comprometida con la lucha obrera en Mieres, como minero de la mina San Víctor y dirigente de CC OO, sino implicado en la actividad política (fue concejal durante 8 años en el Ayuntamiento de Mieres), en la vida cultural, como miembro activo del Coro Minero de Turón, colaborador habitual de la Asociación "Amigos de Mieres" y en la vida social, a través de su presidencia en el Foro del Pozu Fortuna.

Un entrañable recuerdo a dos sindicalistas

Un entrañable recuerdo a dos sindicalistas / Darío Díaz Álvarez

Ocho meses después (10 de agosto de 2022), nos dejó Pedro Álvarez, otro sindicalista de CC OO, minero, amigo y compañero de fatigas del anterior, de parecida edad y siempre unidos en la lucha obrera y en la defensa de los trabajadores. Pedro además de haber sido más de 20 años secretario general de CC OO de la Comarca del Caudal, fue dirigente del PCA y de IU.

Recuerdo mis comienzos profesionales en el sindicato, como economista y la permanente colaboración de estos dos hombres que me brindaban todo su apoyo y entusiasmo para intentar dar soluciones y alternativas a una permanente crisis que provenía no solamente del permanente cierre de minas de carbón, sino del desmantelamiento de un tejido industrial, obsoleto, claro que sí, pero sin ninguna voluntad de modernizarlo o, en palabras de Pedro de Silva "de regenerarlo" (Asturias, realidad y proyecto. Ed. Noega)

Nací y viví en un municipio que me brindó la oportunidad de conocer una serie de hombres y mujeres luchadores que engrandecieron una profesión y un estatus social a base de pelear el salario, las condiciones de vida y, sobre todo, la dignidad. Son los líderes sociales, en muchos casos olvidados, que sufrieron torturas y cárceles pero que sembraron semillas de las que surgieron hombres como Pedro o Chemari que tomaron las riendas del Sindicato (CC OO) ya en democracia y libertad, para enfrentarse a la primeras reconversiones de la industria, cuando tras la aplastante victoria socialista de 1982, el todopoderoso Alfonso Guerra proclamaba que el PSOE no tendría oposición (el PCE tenía tan sólo 4 diputados, Alianza Popular (germen del futuro PP) aún pintaba poco en aquel momento y los anteriores gobernantes (UCD) estaban prácticamente desaparecidos.

Pero una reconversión industrial "salvaje" dirigida por un neoliberal como Carlos Solchaga llevó al principal sindicato de España (CC OO) a plantear una fuerte oposición a una política industrial (como paradoja de la vida el mismo Solchaga se atrevió a decir que "la mejor política industrial era la que no existía", que entraba a "sacu" en sectores como la minería, la siderurgia, el sector naval, el del armamento, el resto de la industria básica y hasta el sector primario (pesca y agricultura) que, "¡oh, desgracia! eran los que sostenían la economía asturiana.

Desde sus inicios el movimiento obrero organizado tomó en sus manos la labor no sólo de oponerse a esa drástica destrucción de industria a través de fuertes movilizaciones sino de reivindicar y decir muy alto, como siempre dijeron alguno de sus principales líderes (desde aquí el reconocimiento de hombres como Emilio Huerta, "Triqui"), que la reconversión no debería llevarse a cabo antes de que hubiese una auténtica reindustrialización. Es decir, la reconversión no se puede hacer a través de llenar las oficinas de empleo de parados o jubilados bien pagados, sin planificar un futuro a una industria que era necesario reformar, pero no destruir.

Si trasladamos a Mieres aquellos momentos (principios de los 80), las movilizaciones obreras estaban dirigidas no solamente a los primeros recortes en la minería sino a la desaparición de algunos reductos de la siderometalurgia existentes aún en la comarca del Caudal.

Pedro y Chemari conocieron de primera mano lo que suponía la pelea por el mantenimiento de los puestos de trabajo, la constante reivindicación de una industria transformadora generadora de mayor valor añadido y capaz de modernizar un tejido empresarial muy sujeto a una época que parecía decantarse a su fin.

No sirvieron de mucho las sucesivas ayudas a través de los mecanismos que iban surgiendo (LIR, ZUR; SAYPE, IFR, SRP,…….) y, posteriormente los Fondos Mineros, si bien como siempre dijimos de no haber este tipo de ayudas los resultados aún hubiesen sido más perniciosos.

El espíritu crítico de Pedro y Chemari seguro que no les convence de que hubo algunos avances, que su lucha no ha sido en balde.

Sin embargo, tendremos que deciros, allá donde estéis, que permanece nuestro afecto y gratitud, así como el ímpetu que os llevó a que un día, ya hace muchos años, tuvisteis la voluntad y la fuerza de decir muy claro que "no podíamos seguir viviendo de rodillas".

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