A contracorriente

Desiderio, la voluntad por norma

En memoria del que fuera alcalde pedáneo de Caleao, natural de Turón y residente en Sama, impulsor de numerosas iniciativas

Carlos Cuesta

Carlos Cuesta

El bueno de Desiderio Fernández Suárez se fue de esta vida en silencio, sin apenas hacer ruido, envuelto en su ánimo irredento de hacer las cosas bien como a él le gustaba. Me llega la noticia de su óbito en tierras mexicanas, en ese antiguo virreinato de pasión y aventura. Una muerte casi inesperada y que siento con dolor intenso, porque Desiderio era una persona plena de vida con los achaques propios de la edad, pero con un sentimiento de acción y obra a prueba de fuego.

Desiderio, la voluntad por norma

Desiderio, la voluntad por norma / Carlos Cuesta

Y es que Desiderio, un gran enamorado de su Caleao del alma, era natural del barrio de San Andrés en Turón, tierra de gentes emprendedoras y animadas,vivía en Sama y pasaba sus momentos en tierras del parque de Redes donde ejerció unos años de alcalde pedáneo de la parroquia rural de Caleao, tiempo de mucha actividad social y recreativa con el certamen de siega como emblema popular, amén de otras iniciativas para favorecer la mejora real de su comunidad rural. Lo mismo que hizo en sus tiempos mozos con la puesta en marcha del monumento al minero en los entornos de la Colladiella muy próximos al pico Tres Concejos. Y así idea tras idea para conformar pueblo y entendimiento entre los suyos. Buen tipo sin duda este hombre menudo, pero cargado de fuerza como pocos y dotado de inteligencia natural para realizar hechos probados de raíz comunitaria. La muerte de su querida Marilé hace unos años lo postró en una melancolía obtusa y dramática que acabó en una tristeza infinita. Ahí comenzó un ocaso personal que lo dejó sin apenas sentimiento de acción. Ya no era el mismo aunque su voluntad férrea demostrara lo contrario. Sus paisanos de la Salle de Turón le hicieron un homenaje por su trabajo en favor de las mejoras en ese valle solidario y minero. Un acto de emoción y grandeza sentirse reconocido por sus domésticos. Y él como persona de bien lo agradeció con su estilo y con garbo de entrega.

Desiderio llevó en su morral de iniciativas la voluntad de construir y hacer el bien colectivo. Y en Caleao lo demostró con su lucha por ganar la modernidad y convertir este caserío montañés en un ejemplo de convivencia y promoción rural. Entre sus ideas estaba el teleférico desde Caleao hasta los puertos de Contorgán entre otras acciones de envergadura turística. Y muchos más pensamientos para ser los mejores en habitabilidad y emprendimiento. El camping de Caleao regentado por su amigo del alma Juanra fue otra propuesta de su mente incansable y dinámica. Y muchas más ideas que se esfumaron por problemas burocráticos y luchas baldías entre un vecindario a veces poco comprensivo.

Tristeza profunda por esta ausencia de un hombre activo y correcto. Fueron muchos momentos de parrafadas y entusiasmo por vivir a fondo la ilusión de hacer de Caleao y del parque de Redes un espacio de altura ecológica y medioambiental ejemplares, mientras el inquieto de Desiderio se aplicaba en terminar su labor artesana con las cuerdas de crin de caballo en un rabel con historia y sensaciones. Toda su obra en madera debería custodiarse en un museo para honrar su memoria y su entrega voluntariosa en favor de su comunidad. Vida y obra para un tipo entrañable que hizo de su existir un mundo mejor y más humano. Esa voluntad de héroe antiguo con la norma de la honradez y el deber por encima de todo. Todo un paisano que construyó una existencia para sentirse a gusto consigo mismo y servir a los demás. Hoy los rabeles se han quedado mudos, sin églogas melódicas, en el paisaje indómito y feraz de unos valles y montañas que lloran la pérdida de un cantor de la vida voluntariosa, sencilla y bucólica.

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