De lo nuestro | Historias Heterodoxas

Informaciones sobre la capilla de Fábrica de Mieres

El templo original se bendijo en 1872 y más tarde se construyó sobre él la capilla neomedieval de Santa Marta de Betania, inaugurada en 1897

Ernesto Burgos

Ernesto Burgos

Este sábado, 21 de enero, se va a celebrar un pequeño acto de homenaje a Florentino Romero en la antigua estación del Vasco de Mieres, donde se colocará una placa en su memoria. Florentino falleció el 18 de septiembre de 2021 y sus amigos seguimos aprovechando muchos de los datos que él buscó y generosamente siempre puso a disposición de todos para ayudar en muchas investigaciones. Ahora he encontrado una hoja manuscrita que me pasó en 2016 con algunas anotaciones sobre la desaparecida capilla de Fábrica de Mieres y una reflexión final en la que me animaba a seguir estas pistas. Lo intenté entonces y no avancé nada, lo he vuelto a intentar ahora y, por fin, puedo aportar el cierre de esta historia, que, lógicamente, le debo y le dedico a él.

Entre las informaciones de Florentino leo la transcripción del acta donde se anotó la fecha de edificación de la capilla, luego publicada en uno de los álbumes de fiestas de San Xuan: "El día 3 de diciembre del año 1872, el párroco de San Juan Bautista de la villa de Mieres en virtud de delegación del ilustrísimo Sr. Dr. D. Benito Sanz y Forés, obispo de Oviedo, procedió a bendecir y bendijo en la forma que prescribe el Ritual Romano la capilla pública de Santa Marta de Betania, construida por el Excmo. Sr. D. Numa Guilhou y Rives en su fábrica de hierros, de la jurisdicción de esta parroquia".

Luego vienen otras observaciones sin importancia y una nota personal que sí la tiene: "Parece ser, según testimonios orales que me transmitieron personalmente hace mucho tiempo, hacia 1947, dos personas mayores ya octogenarias, que en el lugar donde se construyó la capilla anteriormente había una iglesia muy pequeña que tenía pocos años de antigüedad, unos 25 años, y que ellos siendo muy niños llegaron a conocer (…) esta pequeña iglesia fue derribada para construir sobre ella la capilla de Santa Marta".

A partir de estos datos y de las fotografías que se conservan sobre el edificio religioso, podemos afirmar que aquella "iglesia muy pequeña" fue la que se bendijo en 1872 y más tarde se construyó sobre ella un templo de estilo neomedieval según la moda que llegó a España en la última década del siglo XIX.

La primera afirmación se deduce de las fechas: los vecinos que informaron a Florentino Romero debieron de haber nacido en torno a 1870 y por eso pudieron conocer en su niñez la primera edificación. La segunda he podido confirmarla recientemente: la capilla de Santa Marta de Betania, que los mierenses de más edad aún recuerdan, se inauguró en 1897 y su arquitecto fue Luis Bellido González. Ahora vamos a contar su historia.

Como ustedes recordarán, Numa Guilhou era francés y protestante, seguramente calvinista a juzgar por los testimonios de los cultos solemnes que se celebraron en su entorno conducidos por un pastor ataviado según la antigua estética de esa religión, con alzacuellos y peluca. Sin embargo, la capilla dedicada a Santa Marta de Betania fue consagrada por un párroco católico.

Para interpretar esta contradicción tenemos que situarla en su tiempo. Numa fue en 1861 el accionista mayoritario de la Société Houillère et Métallurgique des Asturies y había fundado en 1870 una sociedad con su nombre que estaba ampliando sus instalaciones en la vega de Ablaña donde acabaría fundando en 1879 la Fábrica de Mieres. Por lo tanto, la primera capilla se construyó dentro de ese plan de dotar a su empresa y a sus empleados, entre los que había varias familias protestantes, de todo lo necesario para cubrir sus necesidades.

Con el triunfo de la "Gloriosa" revolución de 1868 se empezaron a abrir en España algunas iglesias de otras confesiones para fomentar la libertad de cultos en detrimento de los privilegios de la Iglesia católica, lo que deterioró las relaciones entre el Estado y la Santa Sede porque se contradecía lo dispuesto en el Concordato de 1851; pero el 16 de noviembre de 1870 un príncipe italiano de la casa Saboya fue llamado para reinar sobre los españoles. Amadeo I pertenecía a la casa Saboya y era hijo de Víctor Manuel II, quien había sido excomulgado por Pío IX, pero él trató de disimularlo mostrándose ante sus súbditos como un buen católico.

Numa no quiso echar leña al fuego en esta cuestión y mandó consagrar su pequeño templo bajo la advocación de Marta de Betania, una figura bíblica especialmente querida por los protestantes, que incluso se conmemora en los calendarios de la Iglesia Episcopal y de la Iglesia de Inglaterra.

El historiador evangélico Manuel de León de la Vega ha escrito en su "Historia del protestantismo en Asturias" que en la capilla de Fábrica "se debían de compartir los entierros y los actos religiosos; en su mayoría eran católicos, pero en alguna ocasión también se mezclaban actos religiosos luteranos", y añade la posibilidad de que en Mieres existiese una posible congregación por una anécdota que se contó en la revista "El Cristiano" de 8 de julio de 1876 sobre la visita de dos vendedores de biblias que al no poder entrar en las instalaciones "se fueron a un café donde a la hora de comer se juntan muchos de la fábrica y allí vendieron de todo lo que llevaban".

Sabemos que cuando Numa Guilhou falleció en 1890, su prestigio se encontraba en horas bajas. Por un lado, el 2 de abril de 1881 llegó a ser relevado de la presidencia de Fábrica por una mala gestión financiera y no recuperó su puesto hasta cinco meses antes de su muerte. Por otra parte, sus descendientes ya eran católicos y la anécdota de que su nieta Jacqueline Guilhou acudiese a su entierro con un llamativo vestido rojo traído desde París evidencia que también se habían deteriorado sus relaciones familiares; tal vez –si hacemos caso a los rumores que corrían por la población y que evidentemente no podemos comprobar– porque en 1878 había tenido un hijo fuera de su matrimonio que, tras hacer la enseñanza Primaria en Mieres, estaba entonces en el seminario menor de Valdediós. En 1897 las Hermanas Dominicas de La Anunciata inauguraron un colegio para niñas en el valle del Nalón y Enriqueta, la mujer de Ernesto Guilhou, también decidió traerlas a Mieres para sustituir a las maestras laicas que ya trabajaban aquí. Entonces se construyó una Casa Colegio y, a la vez, se decidió engrandecer el templo de Numa transformándolo en una capilla de mayor empaque.

El encargado de hacer la obra fue Luis Bellido González, un joven logroñés que, después de ser arquitecto municipal de Lugo, había llegado a Asturias protegido por su tío y padrino Gabriel González Somoza, el fiscal de la Audiencia de Oviedo. Este lo presentó a la burguesía y a los capitalistas regionales, entre los que hizo buenos clientes, y al obispo Ramón Martínez Vigil, que lo nombró arquitecto diocesano.

Luis Bellido fue desde 1899 arquitecto municipal de Gijón y realizó en Asturias treinta y cuatro iglesias con estilos historicistas, algunas tan emblemáticas como las de San Lorenzo, en Gijón y Santo Tomás de Canterbury, en Avilés, de influencia neogótica o San Juan el Real, en Oviedo, con trazas neorrománicas y neobizantinas. También diseñó en la Montaña Central las de Santa María, en Pola de Laviana y San Salvador, en Cabañaquinta.

Para la de Santa Marta de Betania, en Mieres, realizada con una mezcla de elementos neorrománicos y neogóticos, buscó la colaboración de Félix Granda Buylla, el conocido sacerdote y artista lenense, quien, con solo 23 años, había abierto, en 1891, la empresa Talleres de Arte dedicada a la fabricación de ornamentos y la decoración interior de iglesias, y ya estaba destacando por su calidad.

Granda colocó en el ábside un gran tríptico con figuras pintadas sobre tabla en tamaño natural donde representó a Cristo, santa Marta, santa María, san Antonio, santa Bárbara, san Enrique, san Eloy, san Pedro y Santiago, y un viacrucis ocupando los muros laterales; además, hizo el altar, el comulgatorio y un púlpito, todo ello en nogal y bronce.

Félix Granda recibió en 1899 una Medalla de Oro en la Exposición Regional de Bellas Artes de Gijón y obtuvo un gran éxito por toda Europa y América del Sur. Luis Bellido y él coincidieron en su evolución estilística hacia la corriente modernista y colaboraron muchos años, sobre todo después de que, en 1905, el primero fuese nombrado arquitecto municipal de Madrid.

La capilla de Santa Marta de Betania sirvió de escenario a las ceremonias familiares de los Guilhou y fue a partir de 1908 el principal lugar de culto de la Asociación de Hijas de María de la Inmaculada Concepción, que llegó a tener más de 300 asociadas. Fue derruida para dejar paso a la carretera nacional 630 sin que nadie en Mieres se plantease salvaguardar al menos los valiosos elementos de su decoración interior.

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