Velando el fuego

Lo que sale de la boca, del corazón sale

Los últimos acontecimientos protagonizados por futbolistas

Javier García Cellino

Javier García Cellino

En ocasiones he dicho que cada obra confía a su escritor la forma que busca, y por eso casa cual se expresa de la manera que entiende más conveniente. Del mismo modo, a veces unas palabras, una frase escuchada o encontrada al azar o una cita leída en alguna parte pueden ser el hilo que conduzca a un título o a una portada de noticia y, por tanto, sirvan de molde para expresar un pensamiento.

Algo parecido me ocurrió hace unos días. Al igual que en ocasiones acostumbramos a zapear, cambiando reiteradamente de canal de televisión, a la busca de una cadena en la que entretenernos, lo mismo sucede cuando hacemos alguna lectura al azar y de pronto nos damos cuenta de que hemos encontrado esa locución apropiada para iluminar nuestra reflexión.

En este caso, nada tenía que ver mi búsqueda con ninguna preocupación religiosa. Por decirlo de alguna manera, la frase se me cruzó entre medias de otras de contenido diverso, pero cuando desfiló por delante de mis ojos la cita de Mateo 15:18, me di cuenta de que allí estaba el excipiente que podría dar forma a mi discurso. Pues en verdad, la referencia "Lo que sale de la boca, sale del corazón" se ajustaba perfectamente a esa íntima interrogación que todos nos hemos hecho alguna vez: "¿Hacia dónde se enfocan nuestras palabras?".

Como cualquier escritor al uso, la curiosidad es el arma preferible para ir armando nuestros productos. Si se pierde esta, solo queda una superficie plana, una llanura blandengue y aburrida por la que transitamos casi en un estadio vegetal. Si según Bernard Shaw el primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad, no tengo la menor duda de que las obras han de salir siempre de un horno en el que se mezcle la vehemente pasión por la literatura con la innata curiosidad que debiera acompañarla siempre.

Por ello, uno de mis entretenimientos preferidos, siempre a la caza de un apunte principal que me sirva de inspiración, es el de fijarme (sin ser entrometido) en las conversaciones de los demás, sobre todo cuando pretendo de esta suerte ir componiendo el necesario rompecabezas semanal.

Y por lo que respecta a esta última semana, el primer lugar de la lista (por amplia mayoría) lo ocupó la canción de Shakira, un artefacto musical del que se asegura que sirve para despacharse a gusto contra Gerard Piqué, su ex pareja. Así que ese "Perdón que te salpique", y claramente (la actual novia del jugador se llama Clara) sirvió para alimentar animados debates que se inclinaron, en la mayoría de los casos, hacia la cantante colombiana, cuyo despecho parecía lo más lógico, visto el amargo trance al que se vio sometida.

Por no salirnos de los terrenos de juego, estos días nos ronda la presunta violación cometida por Dani Alves. Sería bueno que el dios del fútbol no interrumpiera el curso de la justicia, y que, por tanto, fuera sancionado, si así se demuestra, con el mismo rigor que cualquier otro en su misma situación. Sin embargo, hay imágenes que aún me arden en los ojos, y me refiero en concreto a la entrada de futbolistas famosos en los juzgados para dirimir responsabilidades fiscales por defraudar a Hacienda. Ver a los hinchas agolpados en las inmediaciones, jaleando y llenando de aplausos a sus ídolos, es para pensar que algo grave nos sucede. En todo caso, si apenas el corazón guarda luto por los recientes y ominosos asesinatos de mujeres (en las tertulias apenas se habla de ello), mucho me temo que en este caso las palabras no se enfoquen en la dirección adecuada. Ya saben que los dioses forman parte de un imperio en el que se permite todo.

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