A mi aire

Valores bajo mínimos

José Manuel Ibáñez

José Manuel Ibáñez

Contra lo que puede sugerir el titular de la opinión, no me refiero a los que cotizan en el parqué, sino a quienes a diario nos ofrecen algunas cadenas televisivas, o las denominadas revistas del corazón.

Todos ellos han creado en su propio beneficio ídolos con pies de barro –que también se llevan una buena parte del pastel– a los que exprimen y extraen todas sus miserias, cuanto más escabrosas mejor, para entretener a una audiencia muy amplia y fiel pendiente de todo ello. Y en casos determinados y llamativos el número de seguidores se dispara.

Algunos de estos personajes llevan metido en esto prácticamente desde su nacimiento, con padres o familiares que los han explotado o vivido a su costa, y al ir creciendo se han ido enganchando al carro del famoseo para seguir viviendo bien sin dar un palu al agua el resto de su vida. Cuando se les acaba un filón se inventan otro para seguir chupando del bote.

Al calor de todo ello existen también otra clase de personajillos que se van subiendo al carro y viven con exclusividad de las miserias y desventuras de su vida, y cuanto más casquería haya en todo ello más sube su caché.

El vademécum resulta amplio, y sus "méritos" provienen de ser familiares directos o "rollos" de… y su lenguaje no puede ser más barriobajero.

Entiendo que lo negativo de todo ello es que seguramente son un ejemplo para los jóvenes, que ven en ello el modo de buscarse una vida fácil, aunque resulta simple deducir que sus trayectorias vitales tienen pocos rasgos ejemplares.

Leo un día de estos atrás que la cadena televisiva que reina en este mundillo ha decidido vetar para siempre nada menos que a quince de sus habituales colaboradores –supongo que esos que andan en boca de muchos–, pero me temo que en cuestión de valores la cotización seguirá bajo mínimos, pues les quedan en pie buenos maestros, con independencia de la nueva bazofia que los nuevos aporten.

Todo ello desde el respeto a las personas que siguen sus andanzas diarias, pues cada cual es muy libre escoger lo que le apetece, ¡faltaría más!

Suscríbete para seguir leyendo