Opinión
La oportunidad del Mieres rural
Necesidades y potencialidades de espacios ahora en gran declive
El despoblamiento rural de las comarcas mineras está significando desde hace unos años, no solo el empobrecimiento social de las mismas, también la pérdida de una actividad agroganadera que, de haberse potenciado en su momento, podría significar en estos momentos una salida válida para la recuperación del territorio.
Los últimos datos de población facilitados por el INE sobre la situación demográfica en la zona rural no son precisamente alentadores y Mieres figura como el municipio donde más se acusa la despoblación, pues de 520 núcleos 286 se hallan despoblados o en riesgo de abandono total, lo que debe hacernos pensar en la necesidad de llevar a cabo un plan de recuperación que frene la preocupante sangría migratoria que padecemos.
Quizá el error de planificación haya estado en la creencia de que tanto la siderurgia como la minería iban a durar eternamente, así como el conglomerado de pymes que iban creciendo en torno al sector, con lo que bajo ese prisma se dio prioridad a la actividad industrial y a cuanto a su alrededor se generaba sin tomar en consideración a un sector primario que podría ser determinante en el futuro.
Mieres, como otros municipios de las Cuencas, sucumbió ante esa planificación y hoy paga, como el resto, las consecuencias de una falta de previsión para el desarrollo del medio rural, por lo que es ahora cuando caemos en la cuenta de que no se supo preservar, aprovechar y potenciar el campo con vistas a su desarrollo, desde el momento en que se dieron a conocer los planes de reconversión industrial a principios de los años ochenta.
Así fuimos cayendo en un estado de desidia que nos ha ido llevando al abandono progresivo de los pueblos, que ni siquiera pudo detener la mejora de las infraestructuras y comunicaciones propiciadas mediada la década de los setenta mediante los proyectos ejecutados con cargo al llamado plan del "hábitat minero".
Nunca se supo valorar la importancia del medio rural y lo que hoy podría ser una fuente de riqueza como alternativa al modelo industrial, se halla muerto, sin planes de futuro que permitan un desarrollo progresivo y sostenible al sector agroganadero, pues el profundo abandono en que se halla hará pese a las ayudas que pueda recibir, muy difícil y costosa su recuperación.
Por esta razón, a la hora de analizar la situación que la zona rural está viviendo y con el fin de desarrollar una potenciación real de nuestro concejo, sería importante gestionar ayudas al sector en todos los órdenes así como proceder a una liberalización fiscal en sus inicios para la posterior aplicación de un IBI rural adecuado y totalmente diferenciado de la tasa impositiva de carácter urbano que erróneamente se viene aplicando en la actualidad.
A todo esto se deberían unir otro tipo de facilidades, tanto a nivel municipal como autonómico y estatal, que permitan a los interesados la puesta en marcha de proyectos relacionados con la zona rural, regenerando así espacios que se consideren rentables para el desarrollo de sus explotaciones. También, aquellas otras iniciativas, como el caso del turismo rural, que aprovechen los medios de que disponemos, además de la arqueología industrial y minera que día a día está ganando más adeptos, sin olvidar tampoco el patrimonio etnográfico de nuestros pueblos.
A mayores, se podría sacar partido de nuestra riqueza paisajística, con una mejora y adecuado mantenimiento de nuestras sendas y caminos, considerando además la importancia de la flora y la fauna. Si nos paramos a pensar en los beneficios que desde el sector primario se puedan obtener, y aquellos otros que pudieran generarse a través del turismo rural, no es ninguna utopía planificar iniciativas y propuestas acogiéndose a diferentes programas de la Unión Europea que nos puedan llevar en poco tiempo a contar con un concejo rico en recursos, empleo y nuevas expectativas laborales.
De ahí que los esfuerzos se hayan de centrar en la recuperación de las actividades agroganaderas y otro tipo de alternativas como la ya citada del turismo rural o la regeneración mediante un plan forestal debidamente gestionado que nos lleve hacia la diversificación de nuestros bosques. Una diversificación centrada en la potenciación de especies autóctonas como el avellano y el castaño, además del manzano, de los que aprovechar no solamente el fruto, también la madera y desechos que generen de cara a su transformación como biomasa, por ejemplo. Esto nos permitiría, no solamente contar con un medio forestal en buenas condiciones del cual poder sacar un mayor y mejor rendimiento, sino que además permitiría fomentar el desarrollo y ahorro energético mediante el consumo de la energía producida a bajo coste y medioambientalmente sostenible.
Pero no podemos quedarnos solo en esto. Seríamos muy poco ambiciosos si lo hiciésemos, y por esa razón, fieles a nuestro espíritu reivindicativo, entendemos necesario dar algún paso mas y poner sobre la mesa otras propuestas que tal vez en un primer momento no puedan ser factibles, pero sí convertirse en adelante el complemento necesario para la regeneración del medio rural en este municipio como una salida con futuro y que en ese tipo de iniciativas se pueda allanar mas aún.
Potenciación de la cabaña ganadera, cultivos bajo abrigo, aplicación de nuevas tecnologías, aprovechamiento de las zonas micológicas, creación de un banco de tierras, fomento y desarrollo del cooperativismo… Rntre otras, son actividades que podrían impulsar aún más esa recuperación rural de la que hablamos y que, como un medio de formación y desarrollo emprendedor, podría complementarse con un centro de formación especializado en materia agroganadera y forestal donde adquirir, mejorar y actualizar conocimientos y métodos de trabajo para la obtención de un óptimo rendimiento, ya que el medio rural está llamado a ser, mas pronto que tarde, el verdadero sostén económico de las comarcas mineras. De ahí la importancia de su planificación y potenciación para un sólido desarrollo de estas.
Mieres no puede ser ajeno a este proceso y, al igual que otros municipios, necesita avanzar en la cohesión territorial y propiciar desde la misma, las condiciones necesarias para desarrollar las zonas mas desfavorecidas cuyo objetivo estratégico fundamental no debe ser otro que el de contribuir a fijar la población rural, corrigiendo sus actuales deficiencias y mejorando de este modo, su calidad de vida.
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