Líneas críticas

Vinicius destapa la caja de Pandora

La proyección global del incidente de Valencia y la cruzada del astro madridista contra el racismo

Francisco Palacios

Francisco Palacios

El caso Vinicius se ha convertido en un auténtico fenómeno mediático, suscitando un debate con efectos de muy diversa naturaleza, además de las propiamente futbolísticos. Dos ejemplos significativos: las autoridades de Rio de Janeiro han ordenado apagar, durante una hora, las luces que iluminan la emblemática estatua del Cristo Redentor o Cristo del Corcovado en apoyo de Vinicius. Y el alto comisionado de la ONU por los derechos humanos, Walker Türk, condenó también los abusos racistas que viene sufriendo el jugador madridista.

Vivimos en la era de la publicidad global. Y en este sentido no hay duda de que la potencia deportiva y la proyección universal del Real Madrid han contribuido a que el grave incidente futbolístico haya adquirido dimensiones imprevisibles.

Siguiendo un pertinente consejo de un buen amigo, me voy a centrar en algunos de los antecedentes que pudieran explicar la vehemente reacción de Vinicius en el campo de fútbol del Valencia, señalando con el dedo a los que le habían llamado mono.

En el año 2017, siendo jugador del Flamengo brasileño cedido por el Real Madrid, recibió el primer insulto racista del que ha sido consciente tiempo después. Fue en un partido contra el Botofago. Tenía sólo 17 años y desde entonces emprendió una suerte de cruzada antirracista que culminó en el vendaval mediático que lo inundó todo durante estos días. Según el periodista David Álvarez, aquel primer insulto fue la semilla que germinó con el ejemplo de LeBron James, famoso baloncestista estadounidense y abanderado de la lucha antirracista, del que Vinicius es un "fanático admirador".

Y continuando con ese ejemplo, en 2021, Vinicius se hizo un tatuaje en la pierna derecha con esta leyenda: "Mientras el color de la piel sea más importantes que el brillo de los ojos, habrá guerra". Versos que pertenecen a la canción "War" (Guerra), de Bob Marley. Un lema poético e idealista que utilizó como guía para otras iniciativas de carácter social.

A mediados de ese mismo año, Vinicius da un paso más: presenta en Brasil el Instituto Vini Junior. Según el periodista David Álvarez, su principal objetivo es que profesores de escuelas públicas desarrollen programas dedicados a los niños negros para luchar "contra el racismo y sus consecuencias a través del fútbol". Una escuela que trata de remediar en lo posible que los niños negros y pobres sean víctimas, entre otras lacras, de la marginación, la pobreza, el hambre, la marginación, la explotación laboral. Una lucha contra el racismo y el clasismo.

Volviendo al conflicto futbolístico, y debido sobre todo a sus repercusiones a escala internacional, la Federación Española de Fútbol ha lanzado la campaña "Racistas, fuera del fútbol", haciendo un llamamiento a los aficionados "para erradicar un problema que daña la imagen de todo fútbol español".

De nuevo se utilizan los lemas como una especie de magia simpática en la que se confunden intenciones y soluciones, causas y efectos, primando por ahora el alboroto publicitario.

Creo asimismo que el problema va más allá de las ofensas racistas. Se trataría de erradicar también, como ya se hizo en otros países, todo tipo de conductas incívicas, como insultos y vejaciones de toda índole, muy arraigadas en los campos de fútbol españoles.

En suma, gracias al obstinado coraje de Vinicius se ha destapado la caja de Pandora a todos vientos del mundo. Y personalmente puede suponer un giro decisivo en la vertiginosa y triunfante carrera deportiva del delantero madridista. Y una gran oportunidad para que se afronte con firmeza un grave y viejo problema que viene arrastrando el fútbol español. El tiempo dirá.

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