de lo nuestro Historias Heterodoxas

Rafael Argüelles López-Tuñón, un médico contra la barbarie

Nacido en Sama, dedicó su vida a las víctimas de las guerras, primero en Alemania y luego en España

Ernesto Burgos

Ernesto Burgos

Las guerras son con mucho la peor consecuencia del proceso de humanización. Se repiten generación tras generación en todos los rincones del mundo, sin distinción de etnias y con independencia del nivel cultural de los pueblos, pero siempre con las mismas características: el mayor número de víctimas está siempre entre los más humildes, que son movilizados forzosamente o están lejos de los frentes, pero sufren las consecuencias de los bombardeos; mientras que el número de bajas entre quienes dedican su vida profesional a la milicia disminuye en relación directa a la categoría de los galones, estrellas o espadas que llevan en la bocamanga.

Al final, incluso los dirigentes políticos no dejan de ser meros cómplices de un enorme mercado que hace engordar su cartera o simplemente su ego a cuenta de la sangre de sus compatriotas y quienes salen más beneficiados son aquellos empresarios sin escrúpulos que se enriquecen con la desgracia de los demás.

Rafael Argüelles López-Tuñón, un médico contra la barbarie

Rafael Argüelles López-Tuñón, un médico contra la barbarie / Ernesto BURGOS

Personalmente, guardo el recuerdo de una conferencia a la que asistí hace años en la que un soldado de una guerra centroafricana explicó cómo había perdido las dos piernas por la explosión de una mina que estaba preparada justo para eso: el artefacto no buscaba la muerte sino solo la amputación de las extremidades porque la misma multinacional que vendía aquellas armas se hacía cargo después del negocio de las prótesis y las muletas. Terrible.

Por eso, cuando en medio de estas miserias encontramos a un hombre que dedicó su vida a reparar las consecuencias de esta barbarie y hacer más fácil las vidas de los mutilados de guerra, queremos traerlo a esta página reivindicando su memoria. Se trata del doctor Rafael Argüelles López-Tuñón, nacido en Sama de Langreo el 10 de noviembre de 1894 y desconocido en su patria chica seguramente porque la dejó muy pronto. Sus padres se llamaban Baldomero y Filomena y sabemos que ya pasó su adolescencia en Madrid, porque estudió el Bachillerato en el instituto Cardenal Cisneros de la capital de España.

Después se licenció en la Facultad de Medicina en 1919 y un año más tarde presentó su tesis doctoral, que fue calificada con el premio extraordinario, lo que le ayudó a conseguir una beca de estudios para trabajar en 1921 y 1922 en las clínicas alemanas con los mejores especialistas de su tiempo: el cirujano plástico Eric Lexer y los traumatólogos Oskar Vulpius y Max Lange.

Europa acababa de salir de la I Guerra Mundial y una enorme legión de mutilados, a menudo conservando su uniforme, recorría sus calles pidiendo limosna. Hay un terrible cuadro del pintor expresionista Otto Dix titulado "El vendedor de cerillas" que retrata perfectamente esta situación: un ciego sin piernas ni brazos está sentado en una acera y lo único que recibe es la meada de un perro. Escenas como estas impulsaron a Rafael Argüelles a regresar a Alemania unos meses más tarde para trabajar en el Instituto de Inválidos de Guerra de Munich, dedicado al restablecimiento de los amputados a consecuencia de aquel conflicto.

En el libro "Nuestros fundadores y maestros en 1935 y 1947" editado por la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología en 2013, el traumatólogo ya fallecido Alfons Fernández Sabaté se ocupó de la biografía de nuestro doctor. Por sus informaciones sabemos que en 1927 publicó "Miembros Artificiales", un curioso tratado en el que recogió anécdotas e historias desde la antigüedad grecorromana hasta llegar a sus propias experiencias. También aquel mismo año ganó la cátedra de patología quirúrgica en Cádiz, pero se trasladó en 1932 a la Facultad de Medicina de Valladolid.

Allí pasó unos años de tranquilidad, adquirió gran prestigio como enseñante y escribió varios libros de docencia sobre su especialidad, al tiempo que contraía matrimonio con Teresa Petrement con quien tuvo una hija llamada María Teresa. Sin embargo, la guerra española alteró bruscamente su vida, como la de tantos compatriotas.

Alfons Fernández dice que el doctor Argüelles asistió a heridos en el Hospital Provincial de Valladolid desde el 18 de julio de 1936 hasta el 20 de noviembre del mismo año y a partir del mes siguiente fue militarizado con grado de capitán médico para ejercer como jefe de clínica de cirugía en el Hospital Militar de la misma ciudad. Después, el 14 de febrero de 1937 llevó la jefatura del servicio de fracturados del Hospital Militar de Rozas del Puerto Real en Madrid hasta el 20 de noviembre del mismo año y se trasladó con idéntico cargo, primero al Hospital Militar de Alhama de Aragón y después al Hospital Militar "Seminario de Vitoria" hasta que al final de la guerra pasó al Hospital Militar "Saliquet" de Madrid.

Sin embargo, la verdad es que en esta relación falta su destino más importante: el Hospital Obrero de Maudes, en Madrid. La razón de esta ausencia se explica porque el biógrafo obtuvo estos datos de la declaración jurada que nuestro médico presentó ante las autoridades de la Delegación Nacional de Sanidad de Falange Española Tradicionalista y de las JONS en el proceso de depuración a que fue sometido tras el triunfo del franquismo evitando mencionar que él había sido director del establecimiento, ya que esta circunstancia podría haberlo llevado ante el pelotón de fusilamiento.

Y es que esta no fue una clínica cualquiera. El Hospital Obrero de Maudes también conocido como Hospital Obrero de Cuatro Caminos había sido inaugurado en 1916 como Hospital de Jornaleros por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y tres días después del alzamiento se transformó en Sanatorio de Milicias Populares sustituyendo a las monjas que venían encargándose de su servicio por voluntarios. Poco después fue elegido por el Socorro Rojo Internacional como hospital de sangre de la I Región Militar para acoger a los heridos del Ejército Popular y a la población civil afectada por los bombardeos y el doctor Rafael Argüelles asumió su dirección.

En el curso de la contienda, este lugar fue citado en varias ocasiones por motivos muy diferentes en noticias de prensa. A principios de 1937 los comunistas celebraron en sus instalaciones un homenaje a su dirigente Dolores Ibarruri e incluso cambiaron el nombre del hospital por el de "Enfermería Pasionaria", aunque esta denominación duró muy poco tiempo. En agosto del mismo año el recinto volvió a ocupar los titulares cuando varios voluntarios fueron envenenados con cianuro en un truculento episodio que fue muy comentado en Madrid hasta que se descubrió que la autora había sido una enfermera a la que se le ocupó gran cantidad de este producto por lo que fue juzgada y sentenciada a muerte.

Por fin, el 13 de noviembre de 1937 una delegación formada por el ministro de Defensa Nacional, Indalecio Prieto; el ministro de Estado, José Giral; el presidente del Consejo de Ministros, Juan Negrín; y el coronel jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Vicente Rojo, y presidida por el presidente de la República, Manuel Azaña, visitó en una gira por los lugares decisivos para la defensa de Madrid el Hospital Obrero de Maudes. Allí supervisaron el trabajo de Rafael Argüelles y lo felicitaron por su labor.

El traumatólogo consiguió que en su proceso de depuración se pasase por alto el periodo como director del Hospital de Maudes y el 20 de septiembre de 1939 pudo volver a reincorporarse a la sanidad militar franquista conservando su graduación, lo que le permitió compaginar libremente la práctica de la medicina con la enseñanza.

El día 8 de octubre del mismo año recibió la notificación de que, una vez examinada su declaración jurada y sus antecedentes, quedaba incluido en el Censo Colegial y en 1941 pasó por concurso de traslado a la Cátedra de Patología Quirúrgica de la Facultad de Medicina de Valencia. Un año más tarde obtuvo por oposición la plaza de profesor jefe de Cirugía del Hospital Provincial de la Beneficencia de Madrid y volvió a la capital donde iba a pasar sus últimos años.

Rafael Argüelles López-Tuñón falleció en Madrid el 25 de abril de 1949 dejando un buen listado de publicaciones, muchas de ellas producto de su contacto directo con los mutilados a consecuencia de los combates. Entre ellos "Fracturas y heridas articulares por arma de fuego", que se puso a la venta en 1939 y su complemento "Las secuelas de las heridas de guerra de los miembros", en 1942.

Pero su mayor éxito fue un manual sobre "Patología Quirúrgica" destinado a ser libro de texto del que se hicieron muchas reediciones y que durante décadas se convirtió en un apoyo fundamental para los cirujanos traumatólogos. Murió cuando aún era un hombre joven, pero dejó como herencia una importante escuela con discípulos de prestigio.

Por su parte, el Hospital de Maudes fue acondicionado como Hospital Militar para los heridos y enfermos del ejército vencedor y se abandonó definitivamente en 1964. Hoy es la sede de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS

Tracking Pixel Contents