Opinión | Pasado imperfecto
Recuerdo póstumo de un alférez langreano
La expulsión de Faustino Canga y tres oficiales más de la Academia impulsó la Unión Militar Democrática
Muy influenciado por el Movimiento de las Fuerzas Armadas portugués, hace cincuenta años nacía en Barcelona la Unión Militar Democrática (UMD), con el objetivo de que el monolitismo franquista en el Ejército no representara un obstáculo insalvable en la marcha hacia un sistema democrático. Sus fundadores reivindicaban asimismo el respeto de los derechos de reunión, expresión, asociación, la convocatoria de unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, así como la lucha contra la corrupción, el retorno de los exiliados y la amnistía para todos los presos políticos.
No pretendían en absoluto dar un golpe de Estado para acabar con el franquismo, sino evitar que las Fuerzas Armadas pudieran darlo. Como dijo uno de sus integrantes, el capitán Xosé Fortes: "En vez de un pronunciamiento activo debíamos ensayar un pronunciamiento negativo: Mojar la pólvora de aquel ejército azul".
Pues bien, en julio de 1973, un año antes de constituirse la UMD, habían sido expulsados de de la Academia Militar de Infantería de Toledo cuatro jóvenes alféreces, entre ellos el langreano Faustino Canga Martínez. Y aunque ahora parezcan banales, estos son los cargos que figuran en su expediente de expulsión: haber sentido una crisis religiosa que les hizo abandonar la fe católica, aunque sin dejar de ser cristianos. Ser lectores de publicaciones como las revistas "Triunfo" y "Cuadernos para el Diálogo", de Tierno Galván, Aranguren o Tamames. Estudiar preferentemente materias económicas, en perjuicio de las estrictamente militares. Y consentir un trato de familiaridad con los soldados, permitiéndoles el tuteo fuera de los actos de servicio, en las horas de asueto.
No es probable que la expulsión de los cuatro alféreces haya tenido una influencia directa en el movimiento de la UMD, lo que sí parece cierto es que contribuyó a impulsar su creación.
Conocí a Faustino Canga Martínez cuando trabajaba en la sucursal del Banco Español de Crédito (Banesto) en Sama. Fue algún tiempo después de haber sido expulsado del Ejército. Me contó entonces las dificultades que había tenido para encontrar empleo. Y aunque nunca le negaron el certificado de buena conducta para poder trabajar, era vigilado por la policía a instancias del Ministerio del Ejército tras haberse recibido una desfavorable "información confidencial".
En 1986 se publica en el diario "El País" una carta de Faustino Canga en la que denuncia que él y sus compañeros sancionados, habiendo transcurrido ya trece años de su expulsión, estaban cansados de tantas promesas –luego rectificadas–, de tantos recursos legales, de tanta espera. Manifiesta también que habían pagado muy cara su modesta aportación a la lucha por la democracia en España, antes incluso que la UMD, por lo que pedían que se resolviera de una vez por todas su caso con la readmisión en el Ejército con todos los derechos. Al respecto, tanto para los militares de la UMD como para los alféreces no había sido suficiente la amnistía para su rehabilitación.
Asimismo, el Defensor del Pueblo, Joaquín Ruiz Jiménez, se interesó ante el Gobierno y las Cortes Generales por la rehabilitación de las cuatro alféreces expulsados, cuya situación calificó de muy injusta.
En definitiva, los alféreces no fueron rehabilitados hasta 1987. Pero fue sólo una reparación parcial. Es cierto que se les concedió el grado de capitán que habían alcanzado sus compañeros de promoción, pero se les obligaba a optar por el pase a la reserva o acogerse al retiro. Es decir: abandonar su futura carrera militar.
Faustino Canga murió en Oviedo en el verano de 2022. Tenía 74 años. Y siempre lo recordaré como una persona de profundas convicciones éticas y cívicas. Y sobre todo como un amigo en el que siempre se podía confiar.
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