Opinión | Los recuerdos de mi lápiz

Los benditos paseos de bronce

Un recorrido por algunos rincones entrañables de La Felguera

Cuando salimos a pasear, las miradas se alternan ante el recorrido muchas veces conocido, pero que sin querer se convierte en un rito necesario.

Nuestros paseos por La Felguera son como caminos de bronce, ya que contemplamos mis esculturas que se funden con los elementos urbanos.

Así Charo y yo recorremos día a día un paseo que no sólo revitaliza el cuerpo, sino que también agradece el espíritu.

Salimos del Barrio por donde estaba "El Chigrín", aquel pequeño bar, que muchos llamaban "El Náutico", ya que desde sus ventanas se contemplaba el río Candín, que no era un mar turbulento, pero sus aguas bajaban intensamente negras. Atravesamos El Terreru, donde estaba la fundición de hierro de Julio Fernández; hoy la ocupa un gran mercado, donde las filas de gente con bolsas de comida se asemejan a una perfecta procesión de Semana Santa.

A la altura de La Pomar dejamos a la derecha la confitería de Paulino, donde los desayunos alcanzan la categoría de cinco estrellas.

Ya en la calle Baldomero Alonso, Marisa e Irma nos saludan con una sonrisa, desde el escaparate de su preciosa tienda de zapatos. Seguido, en la terraza de "La Antigua de Canor", Ana y Emilio degustan un selecto vino de extraordinaria cosecha.

Atravesado el paso de peatones, nos dirigimos al Parque Viejo, donde nos reciben los rostros bronceados de Pañeda y Marino. Pañeda, iluminado en color naranja, nos saluda con su eterna sonrisa, mientras Marino, nos indica con su "batuta perdida" que él siempre está al lado de su música. Ya en el parque Dolores Fdez. Duro, la sonrisa del "Niño Suso" nos hace recordar el gran Teatro Pilar Duro. Al término del parque antes de la estatua de Pedro Duro, los versos del poeta Benjamín Mateo se escriben sobre hojas de bronce, recordando viejos tiempos de La Felguera.

Frente a nuestra impresionante Iglesia, el gran Cristo de bronce de "La Puerta Azul" bendice nuestro querido paseo, dando paso al "Globo de Hierro"; desde su barquilla, Jesús Fdz. Duro nos recuerda al águila que subió al cielo para quejarse al Señor de que un hijo de La Felguera en el aire la humilló. Vemos la plaza de "Tonín el de la mancha" y, cómo necesitamos un descanso, volvemos por nuestros pasos, y en La Antigua, nos sirve un "refrigerio" la atentísima Lidia, casi siempre en la mesa vip, con nuestro entrañable Alfonso, con el que charlamos muy bajito, porque desde esa mesa se oye todo en la cocina y no queremos que se entere Canor.

Así termina el "paseo de bronce bendito" que os invitamos a hacer.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents