Opinión | Ventana indiscreta

Franco ha muerto

La memoria histórica en la enseñanza

Parece que el año que comienza viene con la iniciativa de que la educación pública tenga el protagonismo que merece y que ahora está un tanto opacado. Se trata, dicen, de hacer de ella la herramienta que pueda permitir una conciencia crítica en el alumnado y en las nuevas generaciones.

Lo anterior viene fundamentado porque, entre el 14 y el 16 de noviembre del año que acabamos de dejar atrás, más de cuatrocientos docentes y estudiantes de diez países y quince comunidades autónomas, de todas las etapas educativas, se reunieron en el II Congreso Internacional de Historia con Memoria en la Educación, celebrado en Pamplona. El documento final contempla innumerables aspectos de interés. Son estos aspectos los que hacen que el futuro- que no está escrito- se vislumbre con menos pesimismo.

Hay actualmente una opinión, muy extendida y que comparto, de que un sector amplio de enseñantes no se ocupa, y tampoco le preocupa, que las actuales generaciones desarrollen un pensamiento crítico que problematice el presente, para así aprender a pensar en aquellos sujetos históricos y temas postergados a la invisibilidad.

Hoy, más que antes, se hace necesario que la "Historia de la Memoria" de la sociedad y del pueblo se haga presente en las nuevas generaciones, que por ser eso, "nuevas"", se hallan huérfanas de esa historia. Una Historia (con mayúsculas) que está siendo tergiversada por opciones ideológicas que nada halagüeño ofrecen, ni se espera.

La celebración del 50.º aniversario de la muerte del dictador y genocida Francisco Franco por parte del Gobierno de España es una oportunidad de oro para la práctica de las conclusiones del congreso citado; que desde la educación pública se haga "Memoria de la Historia". Esa celebración tendrá como fin, pienso, combatir la capacidad de difusión de falsedades y discursos de odio que se están instalando en una juventud que, efectivamente, no conoció aquel pretérito político y social de una España que fue masacrada física, moral e ideológicamente. Falsedades y distorsiones históricas de aquella España negra, que hoy ,desde el negacionismo y el revisionismo, se expanden y desde el sistema educativo, ya desde la Primaria, son ignoradas por una gran parte del profesorado. Esto, entre otras cosas, es lo que trataría de corregir el documento "Historia con Memoria en la Educación"

En las conclusiones del mismo, como una de las claves para poder contrarrestar las tormentas que nos amenazan, se señala la necesidad de "recuperar el acervo cultural de la memoria y, sobre todo, la idea de una memoria qué se ha aprendido en los pasados traumáticos y que las personas mayores, tenemos presente".

Se trata de que la enseñanza y educación pública no olviden. Y que recuperen la identidad colectiva que corre el peligro de perderse y de devolver la mierda de un pasado terrible y oscuro de España. Recuperar una identidad colectiva, del pueblo, de los grandes proyectos que unan la verdadera democracia, el antifascismo y los valores éticos que en otro tiempo unió a sectores de la intelectualidad y del pueblo. Que dijeron e hicieron ver que el franquismo y la represión no fue solamente de postguerra; sino que se impuso matando, ejecutando, y que el dictador pereció matando.

Así, en primer lugar, para que la educación y enseñanza pública tengan el valor de herramienta de cambio y sean utilizadas con comprensión idónea de la idea crítica en el caso del aniversario que se avecina, tiene que plasmarse en acciones de carácter divulgativo y pedagógico. Además de valientes.

Resulta obviamente necesario realizar un trabajo serio de análisis global de la dictadura franquista. Desmitificar aquello de que "con Franco se vivía mejor". Sin aspavientos, sin demagogia, sin odio; pero sí con firmeza. Hay que constatar que la eliminación física del adversario fue fundamental y resultaba necesario al régimen, para apuntalar el gobierno dictatorial de los cuarenta años.

Si el Gobierno actual de coalición se mueve en aguas calmas y da colonia a lo que aún huele a muerte; si no trata el aniversario de los 50 años de la muerte del dictador con la crítica necesaria y rigor, me temo que puede resultar un búmeran que hará más daño que beneficio. Esperemos.

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