Opinión | velando el fuego
En nombre del sentido común
El avance de la ultraderecha en ausencia de alternativas políticas en favor de la mayoría social: el caso de Trump
El presidente Donald Trump ha proclamado en su discurso de toma de posesión que ha llegado la hora de la revolución del sentido común para llevar a los Estados Unidos a una "edad de oro" y que el 20 de enero de 2025 sería el día de la liberación de los estadounidenses.
Y una de las primeras medidas de esa pretendida liberación fue indultar a 1.500 personas implicadas, y muchas ya procesadas y encarceladas, en el asalto al Capitolio en 2021. Para Trump, los participantes en ese ataque son "héroes" que han sido tratados injustamente por el sistema judicial, dando a entender que serían los primeros "revolucionarios" de esta nueva etapa marcada por ese ficticio sentido común. Un buen ejemplo de hasta dónde puede llegar la impostura de un presidente histriónico y desaforado.
Y para consolidar el sentido común de su gobierno, Trump se ha rodeado de una oligarquía de multimillonarios que, como dijo Joe Biden en su despedida como presidente, está "acechando peligrosamente el poder en Washington". Oligarcas a los que el propio Biden se enfrentó durante su mandato, calificándolos como "acaparadores obscenos".
Precisamente, el día de la toma de posesión estaban en el Capitolio apoyando a Trump tres de los hombres más ricos del mundo: Elon Musk, al que Trump nombró para liderar el nuevo departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos; Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, que acumulan un patrimonio de 877.000 millones de dólares. Una verdadera desmesura, que nada tiene que ver con el sentido común con el que Trump trata de justificar sus medidas para llevar a los Estados Unidos a esa mítica y utópica edad de oro.
En su libro "Acumuladores de riqueza. Cómo los multimillonarios pagan millones para ocultar billones", Chuck Collins se refiere a Trump como un ejemplo de "esa peligrosa clase plutocrática", que utiliza los recursos del Estado como si fuera una empresa privada. Se trataría por tanto de una revolución organizada en favor de los intereses de los más ricos.
Ahora bien, Trump tuvo mucho más apoyo popular esta vez que en 2016. Y ostenta también mayor poder institucional. ¿Que han hecho los demócratas para frenar su ascenso? Es cierto que estas últimas elecciones presidenciales se celebraron en un contexto geopolítico favorable al ideario de Trump. Por ejemplo, hay actualmente cinco países de la Unión Europea gobernados por partidos de la extrema derecha: Italia, Hungría Polonia, República Checa y Finlandia. Y se observa, asimismo, un avance de las fuerzas más conservadoras en otros varios países. Y aquí surge otra pregunta: ¿Qué han hecho las llamadas fuerzas progresistas para que se produzca ese incesante avance reaccionario? No basta con avisar que viene el lobo, para neutralizar ese avance se necesitan otro tipo de alternativas políticas en favor de la mayoría social.
Por otra parte, en medio de toda esa obscena exhibición de poder, me gustaría destacar la sensata actitud de José Andrés, nacido en Mieres y fundador de la ONG Word Central Kitchen (Cocina Central Mundial), dedicada al abastecimiento de comidas en todo el mundo después de un desastre natural. José Andrés, que había sido elegido por Biden para el Consejo Presidencial sobre Deportes, Aptitud Física y Nutrición, presentó su dimisión en este cargo una semana antes de que Trump tomara posesión, aunque éste lo destituyó ese mismo día.
Pues bien, la respuesta de José Andrés, al margen de cualquier otra consideración, sí fue un ejemplo de sentido común. Dejó claro que su trabajo como asesor presidencial en la Casa Blanca había sido "voluntario y no remunerado". Y envió este conciso mensaje a Trump: "Señor Presidente, que Dios le dé la sabiduría para dejar de lado la política y los insultos y, en cambio, apoyar a la gente común que trabaja para unir a Estados Unidos. Construyamos mesas más largas".
En resumen, creo que el verdadero sentido común aplicado a la política sería aquel que tuviera como objetivo prioritario dignificar la vida humana. Y no parece que ese sea precisamente el propósito de Donald Trump.
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