Opinión

lito garcía cuesta

El final de Nicolasa

El cese de la actividad carbonera en las Cuencas y las falsas expectactivas de reindustrialización

"Venceréis, pero no convenceréis", así decía Unamuno en una difícil etapa de nuestra historia renegando de la actitud de algunos necios, tal como se presenta hoy en día para nosotros, con respecto a la decisión del cierre de Nicolasa (Pozo San Nicolás), último bastión de lo que fue la minería del carbón en España. Si es verdad que podría decirse que esto es la crónica de una muerte anunciada, pero no por ello menos injusta, ni tampoco bien ejecutada, pues como razonaba Unamuno, porque para convencer significa persuadir y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón.

Aquellos que desde despachos muy ilustres o incluso con moquetas varias, han decidido en pretérito, poner de una vez ya, el candado del final, lo que vulgarmente podíamos calificar "el acabose".

Sin importarles los daños directos y colaterales, (paro, despoblamiento, hijos que se nos van fuera a buscarse la vida, etc...) aunque podría seguir con un sinfín de desdichas, que en estas latitudes venimos sufriendo y que por lo que intuyo, continuaremos padeciendo, y de todo ello si alguien piensa que debemos de aceptarlo sin más, se equivoca de todas todas.

Fuimos, somos y seguiremos siendo un pueblo reivindicativo, a la par que solidario, y en nuestra historia más reciente se nos ha impuesto una ingente cantidad de perversos intercambios, todo con la finalidad y disculpa de acabar con el sector, con nuestro negro carbón, y me da igual que algún ecologista de despacho se me enfade; sé y sabemos, que fue de lo que durante mucho tiempo nos dio de comer y nos trajo prosperidad a estas tierras , a cambio de muchas desdichas, sangre, sudor, muertes, enfermedades, así como también suciedad, daños medioambientales, etc. Y si algún necio me lo negara o me tildara de demagogo, le podría repasar daños o el número de muertos en accidentes de trabajo, o enumerarle las duras enfermedades profesionales.

Alguien más visionario que yo ya nos lo decía hace mucho tiempo en su bonita canción ("No dejaron ni migajas), Pero no te preocupes Víctor Manuel, los habrá tan imbéciles que lo rebatan con las tan denostadas y envidiadas prejubilaciones, pero ojo que nadie se equivoque, este alegato no busca privilegios, si no trabajo y futuro. Mirad, me veo en la obligación, porque me enervo, de recordar los distintos inventos o planes de compensación, bueno por hablar con propiedad o mejor dicho utilizando su lenguaje eufemístico, de aquello que se nos dijo e incluso se implantó y con el que se fue capaz de blanquear dicha situación, qué paradoja esta, seguro os suena: ZUR, PAUR, IMPASA, Fondos Mineros, Fucomi, Sodeco, etc… y que iba a ser la contrapartida del daño que nos estaban haciendo. Recuerdo no hace mucho, tres décadas o así, cuando nos manifestábamos por las calles de Mieres bajo el Lema de: "Pa Vivir y trabayar en les Cuenques" me pregunto ¿ qué ha cambiado? Algo intuíamos ya de aquella.

Responsabilidades

Me río yo de todo ello, por no expulsar otro tipo de bilis, sabiendo que hay grados de responsabilidad en todo ello, faltaría más, pero yo tengo claro quién debe encabezar este inventario en lo que se refiere a culpabilidad, encabezado por los diversos gobiernos de distinta naturaleza política que hemos tenido, hasta en mucha menor medida, el resto de la sociedad, como tampoco me niego a olvidarme de alguna repudiable traición de algún miserable "sindicalista", que se enriquecía, a la par que vitoreaba consignas de lucha, ni de las torpezas o equivocaciones cometidas por otros.

Y por aportar un dato de luz, permitidme que os refiera esta opinión: Creo tener la autoridad suficiente a expresar esta opinión por haberla vivido en primera línea, y que aclarará un poco mi tono despectivo y de rabia, cuando antes citaba ciertos lustrosos despachos. Hace ahora aproximadamente una década y media, cuando cierta dirección facultativa toma dos opciones interesantes (rara cuestión esta), que darían mucho futuro sólido y viabilidad a esti Pozu "Nicolasa", siendo una de ellas, la de afrontar diversas preparaciones para un futuro, abriendo así nuevos campos de explotación, para que si en un futuro se decide erróneamente no continuar con la extracción del mineral, tal decisión sea por cuestiones políticas y no por falta del mismo y así poder defender la extracción de carbón con mayor criterio y por muchos años.

Y la otra, igual de relevante si cabe o más, la de afrontar una reprofundización del que se viene a llamar, el pozo nº 2 o (Skip), elemento utilizado para la extracción del carbón, y suponiendo esta obra una importantísima inversión de dinero, y que desde el punto de vista técnico como del laboreo, garantizaría como bien decía antes, una viabilidad extraordinaria y fantástica.

Esta anomalía, por ser prudente a la hora de expresarlo, la de invertir o derrochar – lo siento pero no sé cómo calificarlo–, puesto que los que ya calzamos ciertas canas, lo hemos visto en otros pozos mineros, muchos en demasía, ya no nos resulta tan extraño aunque el derroche sea brutal, sin que ello hubiese significado el más mínimo reparo o consecuencia alguna, a nadie sea del despacho que sea.

Descarbonización

Por eso volviendo al suelo de las moquetas, aquellos que tienen la obligación de gestionar para bien nuestro futuro, pues nos va la vida en ello y aunque suene duro, espero que sean diestros ejecutivos o pijos yupis de la SEPI (me da exactamente igual), pues lo que tengo bien claro es que de descarbonización, ahora que todo el mundo llora por ello e incluso se chantajea con ello ( vamos a ser valientes y decirlo alto y claro), aquí por estos lares sabemos mucho de ello. Pero mucho, y si no les invito a que nos visiten, a nuestras Cuencas, sobre todo a nuestros desérticos pueblos de la periferia y vean, palpen y mamen lo que es la verdadera descarbonización.

El día que alguien reponga las pilas de la calculadora, que tenga que sumar la ingente e insultante cantidad de dinero que se les dio y se malversó aquí, igual si tiene algo de conciencia se sonroja, porque no conozco a ningún "pseudoempresario" o filibustero de los que se llevaron calentitas las subvenciones, y que haya acabado con sus huesos en la cárcel.

Ahora que ya ha prescrito, y que hablo de mí y de otros como yo, seguro que se me entiende cuando digo y lamento que las piedras que tiramos y los toletazos que nos apurrieron en Barredo hayan servido para esto, pues resulta triste y paradójico, aunque por lo mismo me niego a resignarme.

Acabo diciendo dos cosas de justicia. Una muy importante, de los pocos trabajadores que quedan en la empresa, muchos de ellos son de subcontratas y os puedo asegurar que el color de su sangre es igual que la de todos los demás, al igual que el color de sus bombachos, o no han dejado por desgracia su vida alguno de ellos también en el testeru, o enfermado como el que más, y digo esto porque ya está bien de desigualdades, de injusticias y de asqueroso prestamismo laboral. Un poco de reparación y de justicia, y espero que no se les vuelva a engañar, ni a ningunear una vez mas.

Y para finalizar, viendo el pequeño número de trabajadores que quedan en el sector, y contemplando el asunto solo en materia económica como algunos quieren, he de decir que la resultante es meramente residual, para ser un problema al que no se le da, o no se le quiere dar solución, es injusto que se establezcan aquí en Asturias acuerdos con los sindicatos y que en tierras lejanas se desvanezcan. Mal, muy mal vamos en nuestro futuro y cansados de embauques y falsas promesas, alguien debe de recordar que aunque hoy en día sería mucho más difícil de llevar a cabo, que nadie se venga a engaño, en nuestra cultura, naturaleza y en nuestros genes está, porque es lo que nos queda, el desenterrar la frase de guerra de: "Hay que armala".

Puesto que si no, nuestro futuro inmediato será lamentablemente tan oscuro como el propio carbón, y para que se entienda mejor, me viene a la mente, otra oportuna cita literaria de la bonita novela de Gabriel García Márquez, "El coronel no tiene quien les escriba", que en la frase final de la novela, cuando la esposa del coronel le pregunta, "Qué comeremos en el futuro si el gallo pierde", el general responde: "Comeremos mierda".

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