Opinión

La colosal nevada de 1888

Las terribles consecuencias para los concejos del la zona alta del Valle del Nalón

En trabajos anteriores ya nos hemos referido a la tremenda nevada de febrero de 1888 recordada generación tras generación por sus gigantescas proporciones. Tuvo un alto coste en pérdida de vidas humanas, once en el pueblo de Pajares como consecuencia de una avalancha de nieve que se llevó por delante media docena de casas. La cabaña asturiana sufrió costes muy elevados con la desaparición de centenares de vacas, cabras, ovejas, cerdos o gallinas, amén de la devastación de prados, vegas, huertos, pumaradas, viviendas, hórreos, establos, etc. dejando un reguero de pobreza y miseria para miles de asturianos durante años. En la mayoría de los pueblos hubo que espalar los tejados dos y tres veces para evitar su derrumbe.

Destrozods en Caso.

En la cuenca del Nalón municipios como Caso y Sobrescobio por su altitud, registran el mayor número de incidencias. En Soto (Caso) un vecino fallece al derrumbarse un establo. En Gobezanes se vino abajo una casa de cinco vecinos pero sus moradores se salvaron milagrosamente. En todo el concejo son destruidos decenas de establos y cabañas. Desaparece el puente de Valdelutre en Pendones. Los espesores de nieve, casi siempre cuestionables, alcanzan una altura impresionante: Bueres, Caleao y Bezanes entre 2,50 y 3 metros; El Campu, Orlé, Tanes y Coballes entre 2,20 y 2,50 y ya en el pueblo de Tarna alrededor de 5 metros. De Tarna pueblo, aislados durante meses, no se tienen datos. En Nieves y La Foz se viven días de angustia ante la seria amenaza de aludes.

SOBRESCOBIO.

En Campiellos se derrumban tres casas sin causar víctimas y otros derrumbes se registran en Rioseco, Villamorey y Soto de Agues. La iglesia de Oviñana amenaza derribo. En Soto, varias viviendas son desalojadas ante el temor a las avalanchas de nieve y sus vecinos son albergados en casas de familiares o vecinos. En Anzó, de cinco viviendas que existían se derrumban cuatro sin contarse víctimas. En Cueria, la nevada causa grandes destrozos en siete corrales. Las cabañas ubicadas en los altos como Chamoca, Collada de Rioseco, Ladines, Biforcal o Pando, se dan por desaparecidas.

LAVIANA.

En la Pola se hunde una vivienda cuyos moradores ya habían abandonado. En la misma Pola se derrumban dos establos y un hórreo. En Villoria se desploman cinco establos. En el Condado se hunde el techo de la iglesia, una casa, un hórreo y tres establos. En Lorío y Entrialgo desaparecen dos puentes. Los lobos acuciados por la nieve, llegan hasta los mismos pueblos atacando a varios vecinos y en La Rasa le arrancan la mano a uno.

San Martín y Langreo.

De estos dos concejos no existe información de daños debido quizá, a la menor altitud de sus pueblos pero no se descarta que hayan estado en mayor o menor medida afectados por aquella colosal nevada.

El Estado tenía un capítulo denominado "Calamidades" con el fin de socorrer a los afectados en casos de catástrofes naturales. Las concesiones de ayudas estuvieron rodeadas de polémicas. Se consideraba inadmisible equiparar las ayudas a los vecinos del Alto con el Bajo Nalón. Se achacaba el agravio comparativo al Gobierno Civil y a la Diputación por no defender como se debía los derechos de sus ciudadanos.

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