Opinión | Velando el fuego
Réquiem por un abuelo
El cáncer de la violencia en el deporte
En ocasiones, en el círculo de amigos o conocidos, y cuando estamos debatiendo sobre la cada vez más creciente violencia en el deporte, y más en concreto en el fútbol, se me dice que mi apoyo a los errores arbitrales (o a lo que muchas veces, con mayor o menor fanatismo, se entiende como tales) es la consecuencia de haberme paseado durante siete años por abundantes campos de juego con el silbato en la boca.
Mi respuesta, rápida, es la misma siempre. Cierto es que formé parte de la tropa que los domingos pretendíamos impartir justicia en los duelos futbolísticos; pero, aclaro a continuación, nunca tuve relación ninguna con la hostelería o con la construcción, por referirme solo a alguno de los tantos gremios existentes; mas entiendo que cualquier profesional que sirva copas en un bar, o se afane con una estructura de hormigón o en la instalación de un sistema eléctrico, por seguir con los ejemplos, no está libre de equivocarse en ocasiones, lo que resulta comprensible y disculpable en todo momento. Y más cuando en escasas décimas de segundo tienes que tomar una decisión que las más de las veces viene acompañada de un viento amenazante desde los graderíos (hay quienes desde el minuto uno comienzan a mostrar su perfil más iracundo).
Debo reconocer que a veces alguno de los presentes acude en mi ayuda, recordando "pachangas" en las que, a pesar de jugarse entre amigos, quien tenía la osadía de imitar a un árbitro acababa siempre harto de las protestas de sus compañeros, hasta el punto de que prefería dejarlo y pasar el testigo (el silbato) a alguno de los disconformes de turno. No sería mala idea, pienso en mi ingenuidad, que durante un par de jornadas (las de casa y las de fuera), los árbitros se quedaran en sus domicilios y su lugar en el césped fuera ocupado por los presidentes, directivos, entrenadores y deslenguados hinchas que, a todas horas, se quejan de agarrones, penaltis dudosos o no tanto; injustas arjetas rojas y hasta del mismísimo universo cuando no gira en su misma dirección. Lo que acostumbra a ocurrir con harta frecuencia, sobran los ejemplos para demostrarlo.
La violencia en el deporte, donde el fútbol sigue comandando la clasificación, se parece cada vez más a un cáncer cuyas ramificaciones no dejan de crecer. Y es tal la amplitud de esta invasora metástasis que hace poco tiempo alcanzó a una persona mayor cuya única culpa consistía en ser el abuelo del árbitro de un partido de balonmano femenino, categoría juvenil, en Sanxenxo, Galicia. Un penalti fue el causante del fatal desenlace (el abuelo falleció tras dos meses en coma), y como actor principal compareció el padre de una jugadora visitante (tal vez un enamorado de los mejores duelos del cine de superhéroes o del boxeo) que, espoleado por esa cólera que la mayor parte de las veces no nos permite saber lo que hacemos o decimos, comenzó a increpar al adolescente. Cuando el abuelo del joven intentó calmar al agresor, y siempre con gestos pacíficos, según los testigos, recibió un empujón que le hizo golpearse contra el suelo. El resto, ya se puede suponer: una familia rota, un agresor, que tal parece, según la denuncia de allegados a la víctima, continuó con su vida habitual y una muesca más en las cartucheras de la sinrazón.
Lo aseveran los más afamados expertos: "Cambian mucho las miradas a cámara, según el lugar que ocupes". Que la Federación Galega de balonmano expresara su indignación e importancia ante lo ocurrido, solo sirve para demostrar que la justicia y la concienciación son dos asignaturas pendientes, totalmente necesarias. O eso, o el viaje hacia el país de la Nada. Y, además, acompañado por abundantes cortejos funerarios.
Suscríbete para seguir leyendo
- Valentín Escobar, capitán de la Guardia Civil, acaba de jubilarse: 'Hemos sabido adaptarnos y la gente nos quiere sentir cerca
- Indignación en Mieres por el abandono y saqueo continuo del viejo hospital, sin actividad desde hace una década
- Verónica y Karoli reflotan La Güeria: estas son las gijonesas que atraen turismo en Turón
- Un funeral, descansos al sol y muchas fotos con los fans, así fue el rodaje de Coronado en Mieres: 'Me encanta la ciudad
- Talleres Alegría invertirá siete millones de euros en una estación intermodal en Mieres
- Bayer solo ocupará la quinta parte del suelo liberado por la térmica en Langreo: estos son los metros que quedarán disponibles
- La Folixa comienza a sonar en Mieres: descubre aquí los conciertos de la tradicional fiesta
- El censo de la vaca casina pasó en tres décadas de 300 a 20.000 reses