Opinión | A contracorriente

Mariscal Solís, la historia

Es uno de los personajes más sobresalientes de la ilustración española, un tanto desconocido para muchos.

Lorenzo Solís, oriundo de Santibáñez de Murias, en Aller, fue un ingeniero militar con el grado de brigadier del siglo XVIII. Su empleo y talla intelectual le impulsó a su gran labor, que no fue otra que fortificar muchas plazas de España como Ceuta, Tarifa, Campo de Gibraltar o el puerto de Pasajes, en Guipúzcoa, así como otros entornos como las posesiones españolas en Italia, caso de Nápoles.

En 1752, ya con el grado de brigadier, se hizo cargo de la dirección de obras de la fortificación de Cartagena de Indias en el Virreinato de Nueva Granada en Colombia y más tarde se trasladó a Veracruz, en México, en el Virreinato de la Nueva España, donde realizó un ingente trabajo para fortificar toda la superficie del puerto jarocho. En esta ciudad del golfo de México falleció en 1761.

Su destacada trayectoria militar y profesional será expuesta con rigor el día 5 de abril en el hotel Valle de Cuaña en Santibáñez por el estudioso turonés Manuel Jesús López, "Lito", en una comida literaria e histórica para acercarse a una figura de nombradía en la España de Carlos III.

El mariscal Solís dejó a su muerte una manda de 120.000 escudos de vellón destinados a la fundación de la colegiata de Murias, con la puesta en marcha de un centro de enseñanza novedoso en la zona y en toda Asturias. Todo un ejemplo de un ilustrado militar asturiano que impactó en su época por sus trabajos e iniciativas tanto de base militar, como sociales y culturales. Y su figura es necesaria darla a conocer a las nuevas generaciones y que el ayuntamiento de Aller se erija en promotor de su historia y sus sobresalientes aportaciones militares en el campo de la fortificación.

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