Opinión

Carmen Aldecoa, una mujer excepcional

Méritos para poner a una calle de Mieres el nombre de la científica

En 2018, el Ayuntamiento de Mieres, buscando la paridad entre sexos, acordó poner nombres de mujeres a todas las nuevas direcciones que se vayan a abrir en la villa. En la actualidad, entre plazas y calles solo hay cinco: Aida de La Fuente, Dolores Ibárruri, Rosalía de Castro, Clara Campoamor, Fini Suárez y Pepa la Lechera. Como verán, salvo las dos últimas, las otras tienen poca o ninguna relación con esta villa y son figuras conocidas que también aparecen en otras localidades.

Es sorprendente que, por ejemplo, no aparezcan en el callejero la profesora Carmen Castañón, Felipa del Río, o nuestras guisanderas; pero lo que ya no tiene nombre es que la más internacional de nuestras mujeres, Carmen Aldecoa González, permanezca olvidada incluso por el activo movimiento feminista de la Montaña Central.

Mi buen amigo Carlos Vega Zapico me recuerda que yo dispongo de esta página para que el pueblo de Mieres conozca a esta turonesa y pone a mi disposición unos datos sobre su infancia con los que puedo completar aquí su biografía, sumando los datos que aparecen en otras fuentes científicas, literarias y políticas. Porque todo esto son adjetivos que podemos poner a nuestra ciudadana.

Carmen Aldecoa González nació en La Cuadriella, en Turón, el 10 de diciembre de 1897 y era hija de Miguel Aldecoa Martínez de Velasco y de Cecilia González Aramburu. Sus abuelos fueron Miguel Aldecoa Olalde y Luisa Martínez de Velasco Sánchez por línea paterna y Manuel González González y Ángela Aramburu Olza por línea materna.

Su padre, Miguel Aldecoa, fue un ingeniero de Hulleras del Turón que asumió más tarde la Jefatura del Distrito Minero de Asturias desempeñando este cargo en la década de 1920, así pudo vivir en primera línea una de las épocas más convulsas de la minería, marcada por la alta siniestralidad, la inestabilidad económica y sobre todo por los conflictos que acarreó el enfrentamiento entre el SOMA y la escisión del Sindicato Único de Mineros.

Fueron 10 hermanos, bautizados, según la costumbre que regía entre las clases adineradas, con varios nombres. Ella fue inscrita como María del Carmen, Cecilia, Luisa, Joaquina Aldecoa González. Carmen –a secas– pasó su infancia en Turón e incluso contaba que un minero la había enseñado a leer, aunque esto es poco creíble porque su padre se preocupó de dar estudios a todos los hijos. Acabó el Bachillerato en Oviedo y en 1915 se matriculó en la Universidad Central de Madrid para cursar Medicina, pero tardó poco en cambiar a Ciencias Naturales. En aquel momento, la presencia de la mujer en las facultades era escasa y mal vista por muchos profesores, pero tuvo la suerte de conocer al catedrático Odón de Buen, fundador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y feminista convencido, que la contrató en 1918, al tiempo que aquel verano le daba una beca de 600 pesetas para investigar en el laboratorio que esta institución tenía en Santander.

En octubre de 1919, pudo dar clases como ayudante de prácticas de Mineralogía, aunque solo al grupo de alumnas, y ese mismo año ya fue profesora auxiliar del curso de "Técnicas de microscopía aplicada al plancton". Al concluir sus estudios en 1920 se incorporó como ayudante interina a la sección de Biología del IEO convirtiéndose en la primera mujer que trabajó allí. Por culpa de una enfermedad solo estuvo año y medio, aunque en este tiempo estuvo comisionada durante 10 días en el Laboratorio de Málaga e hizo una estancia en París para especializarse en invertebrados marinos.

De vuelta a Madrid, ultimó su doctorado para seguir en la Universidad como profesora ayudante de Biología. Formó parte de la Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales y de la Real Sociedad Española de Historia Natural implicándose al mismo tiempo en la defensa de los derechos de la mujer desde la Asociación de Mujeres Universitarias que tuvo como presidenta a Clara Campoamor. En 1932 aprobó las oposiciones de segunda enseñanza y obtuvo su primer destino en Mieres; después, consiguió la cátedra de Historia Natural del Instituto Menéndez Pelayo de Santander.

En 1936 estando en el Colegio Cántabro de esta capital, habilitado como albergue para los hijos de los combatientes republicanos, conoció al anarcosindicalista Jesús González Malo, presidente del Sindicato de Trabajadores del Muelle y comisario general de las milicias de la ciudad, quien estuvo a su lado hasta su fallecimiento en 1965.

Cuando Santander cayó en poder de las tropas franquistas, unas 30.000 personas embarcaron desde allí con rumbo a las costas francesas. La pareja pudo huir por separado para reunirse en Burdeos y ya juntos regresaron a Barcelona, que aún era zona republicana. En un principio, Carmen empezó a dar clases en el Instituto Nacional Benicarló, aunque pronto retomó su actividad dedicándose por completo a la evacuación de cientos de niños y niñas hacia Francia. Ella misma dirigía en Lyon una colonia de huérfanos y cruzó la frontera varias veces para conducir hasta allí a los grupos de pequeños refugiados. Al finalizar la guerra, Jesús González Malo y Carmen Aldecoa fueron retenidos en un campo de concentración francés hasta que lograron embarcarse el 13 de julio de 1939 en el "Mexique", junto a otros 2.000 republicanos, con destino a México.

Desde allí, Carmen viajó hasta Cuba, donde fue vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Ayuda al Pueblo Español y vocal de la directiva del Ateneo Socialista Español trabajando a la vez como profesora en la Escuela Libre de la Habana. Mientras tanto, Jesús lavaba platos en diferentes restaurantes de Nueva York hasta que los dos pudieron volver a reunirse en los Estados Unidos, Carmen se movió como profesora adjunta de español y civilización española por diversas universidades y finalmente fue contratada en la de Nueva York, donde ejerció durante 20 años. Por su parte, Jesús González Malo también tuvo varios empleos antes de encontrar un puesto estable como tornero en una fábrica de automóviles.

La profesora asociada de la Sam Houston State University, Montserrat Feu López, especialista en la producción literaria de los españoles refugiados en los Estados Unidos, publicó en 2016 "Correspondencia personal y política de un anarcosindicalista exiliado: Jesús González Malo (1943-1965)" estudiando más de 2.700 cartas que muestran el enorme trabajo que realizaron tanto Jesús como Carmen para ayudar a la acogida de las familias republicanas, lo que les puso en el punto de mira del FBI, que llegó a intervenir y espiar todas su comunicaciones con el extranjero.

Carmen colaboró intensamente en esos años con las organizaciones antifranquistas impartiendo conferencias en los locales de varias asociaciones, participó en las Sociedades Hispanas Confederadas y tuvo un papel destacado con la Ayuda a los Refugiados Españoles (SRA).

En 1957 editó "Del sentir y pensar", con una selección de sus artículos publicados durante dos décadas en diferentes diarios, tanto en el periodo bélico, como en el exilio. Carmen Aldecoa dio a conocer en la prensa obrerista y en periódicos especializados como Estudios, Cuadernos de Cultura y La Revista Blanca a los grandes novelistas españoles: Clarín, Ramón Pérez de Ayala, Vicente Blasco Ibáñez, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Azorín o Pío Baroja. Diez años más tarde, también en Nueva York, editó junto a su compañero la revista "España Libre", que no tuvo una periodicidad estable ya que dependía de la financiación de sus suscriptores.

Tras la muerte de Jesús González Malo y ya jubilada, regresó a Madrid para vivir en casa de una de sus hermanas, pero siguió vinculada al mundo de los exiliados sirviendo de enlace para tramitar las ayudas económicas entre el interior y la SRA, liderada por la hispanista Nancy McDonald a la que siempre acompañó en sus visitas a España. Nancy y su esposo Dwight McDonald fueron dos anarquistas estadounidenses que crearon un fondo de ayuda al exilio español republicano. Se calcula que su organización ayudó a lo largo de tres décadas con envíos de dinero, ropa y medicinas a más de 5.500 familias.

Ya en democracia, Carmen Aldecoa también intervino en la gestación de la Asociación de Amigos de los Antiguos Refugiados Españoles (AARE), y no abandonó esta actividad hasta su fallecimiento el 13 de mayo de 1988.

Su vida fue tan intensa que resulta imposible resumirla en esta página; por eso les recomiendo que busquen en el blog llamado "Oceánicas pioneras" la completa biografía Carmen Aldecoa: oceanografía, exilio y literatura que firmó en junio de 2022 el responsable de Comunicación y Divulgación del Instituto Español de Oceanografía, Pablo Lozano Ordoñez. Tiene buenas fotografías y las referencias necesarias para apoyar la petición del homenaje público que se merece esta mujer, hasta ahora ignorada de forma inexplicable en su tierra.

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