Opinión
José Carlos Muñiz
Cocinando solidaridad
"Desearíamos no tener que celebrar ni un cumpleaños más…" Así finalizaba el artículo que escribí en este mismo medio, hace cinco años, con motivo del 20º aniversario de la puesta en marcha del Comedor Solidario de Amicos. Pues aquí estamos todavía, celebrando, bien a nuestro pesar, que cumplimos ahora 25 años prestando atención alimentaria a quien lo necesita.
Chirría un poco la palabra "celebración2 para referirse a un servicio que, si todo fuese perfecto, no tendría que existir. Pero sí que hay cosas que celebrar.
Celebramos que sigue habiendo personas que ofrecen su tiempo como voluntarios/as sin esperar nada a cambio, o como mucho, una satisfacción íntima y personal. Celebramos que hay entidades públicas, privadas, empresas y particulares que siguen creyendo en nuestro proyecto, apoyándonos económicamente, lo que nos permite mantener nuestras puertas abiertas y nuestros platos llenos, y así equilibrar un poco esa balanza en la que a unos nos sobra y a otros les falta.
Celebramos que fuimos capaces de superar las sucesivas crisis que nos azotaron, y en especial la de la terrible pandemia, en la que no dejamos ni un solo día de prestar nuestros servicios. Celebramos que seguimos teniendo el respaldo de nuestros socios. Celebramos que seguimos contando con el respeto y cariño de la sociedad mierense. Celebramos, en fin, que echar una mano a nuestros convecinos, sigue siendo para muchas personas lo que da sentido a su vida.
Mirando los registros para hacer un rápido balance de estos 25 años, han pasado por nuestro comedor solidario más de 1.300 personas distintas, se cuentan por centenares las personas voluntarias, más de 500 personas han sido socias en algún momento, hemos servido en nuestro comedor más de 150.000 comidas y se cuentan por toneladas los alimentos sin elaborar que hemos repartido entre nuestros usuarios y entre otras familias en situación de emergencia alimentaria.
Esta celebración, aunque sea una celebración sencilla en actos, tiene que ser la celebración gozosa de multitud de personas y voluntades, que, en estos 25 años, han hecho posible lo que, en sus orígenes, parecía una idea descabellada.
Y de entre ellos, guardamos un especial y entrañable recuerdo de los que desgraciadamente ya no están entre nosotros. Y ahora más que nunca, en una situación de cambio de paradigma, donde nuestros valores están siendo cuestionados, donde la incertidumbre nos agobia y rompe nuestra vida acomodada y segura, donde la brújula se ha vuelto loca y corremos el riesgo de desorientarnos, es ahora cuando más necesitamos afianzar nuestras convicciones y seguir resistiendo y proclamando, a quien lo está poniendo en duda, que el ser humano, la solidaridad, la equidad, la mano tendida al diferente, nos importan y dan sentido a nuestra vida.
Espero, en fin, que, si tenemos que seguir celebrando cumpleaños, la próxima reseña en este periódico, yo la vea como simple lector y no como firmante, lo que querrá decir que alguien con nuevas ideas, menos años y más vitalidad, haya tomado el relevo, y quizá Amicos, haya iniciado nuevas aventuras y proyectos, sin desviarse, eso sí, de su misión de mejorar la vida a las personas más desfavorecidas de nuestra comunidad.
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