Opinión

Langreo se enfada

El anuncio de un nuevo retraso relacionado con el soterramiento ferroviario, ahora en la urbanización

Que Langreo sea habitable, que sonría y que quienes vivimos en el concejo nos encontremos aceptablemente bien será debido, primero, a la ciudadanía y, en segundo lugar, al buen hacer –aunque no siempre sea así– de las diferentes corporaciones que gestionaron y gestionan la municipalidad del concejo. Hasta el día de hoy, con luces y sombras, tuvieron unos y tiene hoy Izquierda Unida la responsabilidad de publicitar y de realizar las diferentes obras y actuaciones sobre el entorno urbano –unas con más fortuna que otras– y no siempre con el consenso de la ciudadanía. Todo, con el ánimo de ayudar al bienestar ciudadano.

Son muchos los aspectos que hacen habitable una ciudad, un pueblo, un concejo… Así, las obras del famoso soterramiento ferroviario, que parece han concluido en su fase principal y actualmente en pruebas, son también un acicate para Langreo y su bienestar. Ya el consejero del ramo, sacando pecho porque después de 16 años han concluido las obras, dijo que para Langreo resultan más importantes que la variante de Pajares. Y se quedó tan pancho. Pero, lo que no se sabrá es por qué ha tardado tantos años en ser tan "importante".

Sin embargo, el tema aún coleará. No está todo concluido. Y no lo está porque la Consejería de Infraestructuras anuncia que la urbanización de los terrenos de las obras, que ya está adjudicada, precisará de una modificación de sobre unos 2 millones de euros, como consecuencia de la realización técnica incorrecta del proyecto. La palabra clave, es "incorrecta"; es la que tal vez retrasará las obras varios meses. Si la memoria no me falla, ¿no fue así como comenzó el retraso del soterramiento? Es asombroso con que cara dura se habla de "incorrecciones". Uno, que es lego, pero no lelo, se pregunta si no estará comenzando la tomadura de pelo, al igual que ocurrió con el soterramiento, que esperemos sea definitivo.

Así, ante las dudas más que justificadas, el enfado de los vecinos y vecinas está otra vez a flor de piel. Y ese enfado, que será cabreo inmediato, es debido que en una reunión que el alcalde de Langreo y el concejal de Urbanismo tuvieron con el viceconsejero de Movilidad del Principado, este explicó a los representantes municipales lo de la "incorrecta redacción" que requiere una modificación para incluir en la actuación un nuevo sistema de drenaje, sistema de riego y baldeo, la conexión a la red de servicios existentes, así como la integración de la red eléctrica de forma compatible con la red municipal". Esto, en mi opinión, entra en flagrante contradicción con el comienzo de las obras en cuanto circulen los trenes, es decir, a finales de mayo.

La movilización social

La Plataforma por el Soterramiento de Langreo, incansable en sus justificadas protestas, se dispone a continuar convocando concentraciones, en el ámbito del largo conflicto y en el marco del soterramiento. Desde ella se mantiene que el Principado conocía desde hace años que era necesario incluir esas modificaciones en el proyecto de urbanización de los terrenos liberados. Y que ese conocimiento lo ha ocultado con el fin de seguir dilatando las obras. No sé si desde el Principado se puede llegar a esos niveles de cinismo y mentira. Pero sí sé que las sospechas de que puede ser así son legítimas y el Principado ha contribuido a que así sea.

La plataforma ciudadana que desde el principio de las obras ha luchado durante años por la conclusión de las mismas exige "información y transparencia" por parte de las autoridades regionales. Ha comenzado a convocar concentraciones como respuesta al posible y nada descabellado (añado yo) retraso de la urbanización del entorno y desarrollo del PERI del barrio del Puente.

La política es un campo abonado en el que los discursos y los políticos se enmascaran con más o menos cinismo, que además pretende ser educado. Siempre con medias verdades y también mentiras. Así, el baile de máscaras es el espectáculo que siempre tiene lugar cuando los intereses del pueblo chocan con la política institucional. Es un baile donde la verdad queda tapada por el enmascaramiento. El soterramiento y la urbanización de su entorno no escapan a ese baile. Es un claro ejemplo de lo dicho. El Principado, aún, no se ha quitado la máscara.

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