Opinión

Señor presidente

Señor Presidente Sánchez, disculpe que reincida pero considero urgente devolver a Franco a su agujero original, en el que no quería estar. Sé que fue trasplantado para cumplir el deseo del dictador, que era reposar per secula seculorum en la intimidad, lejos del ruido y los focos. Pero fue abrir esa fosa y válgame el Señor, como si se tratara de la caja de Pandora, desde entonces vamos de calamidad en calamidad, en un ay continuo, arrancando cada día en alerta, esperando la siguiente desgracia.

Franco aseguró que lo dejaba todo atado y bien atado, y parece que con su mudanza desatamos algo parecido a la maldición de Tutankamón, que no cesará hasta que lo devolvamos a la tumba inicial. Quién sabe; igual estaba a gusto echadito a cierta distancia de su esposa, que de todo se llega uno a fatigar, y ahora está el hombre de los nervios, con la señora repitiéndole al oído esto tan irritante de "Te lo dije; no quedó todo tan bien atado como creías. Sabíalo yo".

Desenterrar a Franco nos está trayendo una catarata de espantos, comenzando por una pandemia increíble, la invasión de las velutinas y los plumeros de la Pampa, otra crisis económica, avalanchas de cayucos, guerras a las puertas de Europa occidental, Trump en dos tazas, un par de papas RIP, erupciones volcánicas, Negreira, sequías e inundaciones, okupas, trenes parados, incendios pavorosos, la gasolina y la luz por las nubes, la amenaza yihadista, narcolanchas, ciberataques, gordas en leggins, accidentes gravísimos, coches eléctricos que arden, calvos con coleta, medusas en el Cantábrico, la cita previa, el emérito exiliado, listas de espera interminables, filomenas y danas, Carlos y Camila, el casoplón de Galapagar, por poner algunos ejemplos. Y ahora, el gran apagón, eso que nunca sucedería.

Sin olvidar que a usted, señor Presidente, no dejan de crecerle los enanos y el suelo que pisa va teniendo más estiércol que hierba. Se lo suplico, devuelva a Franco a su primer agujero y cierre a conciencia. A ver si así vuelve la calma.

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