Opinión

Teodoro Cuesta y el callejero de Mieres

El callejero asturiano en sus ciudades y villas ha sufrido a lo largo del pasado siglo varias alteraciones en función de la empatía o no de sus gobernantes para quitar y poner nombres. La manía española de rebautizar calles ha estado presente desde la segunda mitad del siglo XIX, aunque menos frecuente que en los años 30 del pasado siglo. Hay ejemplos contumaces en variar el callejero. Recordamos que la Gran Vía de Madrid y la laza de la Escandalera de Oviedo, por ejemplo, han cambiado cuatro veces de denominación. Perdurando en la mayoría de los casos el nombre tradicional.

En las primeras décadas del siglo XX hubo nombres de calles suprimidas o impuestas según la corriente política de la época, pero nada parecido al barrido de los años 30, primero con la 2.ª República, después la Guerra Civil, el régimen franquista y finalmente con la llegada de la democracia. Desconozco la evolución histórica del callejero mierense, pero llama la atención que haya sido moneda de cambio en 1932 la calle del ilustre vate Teodoro Cuesta, orgullo de mierenses y asturianos, que debería estar al margen de las convulsiones políticas. La placa de Cuesta fue sustituida por la de Pi y Margall, uno de los cuatro Presidentes de la 1.ª República con motivo de las fiestas de San Juan en 1932. A Cuesta se le degradó a una modesta plaza. "Nadie, medianamente imparcial y sensato puede estar de acuerdo con la decisión del Ayuntamiento mierense" decía la prensa de la época, incluido el diario izquierdista "Avance". Por cierto que Pi y Margall fue protagonista durante su breve presidencia de la 1.ª República de un hecho infrecuente entre los políticos. El total de las retribuciones que percibió durante su presidencia las guardó en un cajón de la mesa de su despacho y las entregó en su totalidad a la arcas del Estado al cesar en su cargo.

En relación a la obsesión española de rebautizar calles hay que registrar el gesto no imitado, por desgracia, de Fernando de los Ríos, ministro de Instrucción Pública de la 2.ª República, cuando el Ayuntamiento de Salas le pidió autorización para dar su nombre a una calle como agradecimiento por su actuación en el trámite de la traída de aguas del municipio. La respuesta del ministro fue rechazar su nombre para la calle y sugerir el de su Ministerio.

En la nueva nomenclatura impuesta por el régimen franquista, en el callejero mierense de diciembre de 1937, figuran los nuevos cambios en los que se observa una fuerte carga ideológica similar a los de la 2.ª República. En la relación figura el nuevo nombramiento y entre paréntesis el anterior: Conde de Guadalhorce (Capitán Galán), Onésimo Redondo (14 de abril), Teodoro Cuesta (Pi y Margall),- Bernardo Aza (Joaquín Costa), 12 de octubre (Pablo Iglesias), Avda José Antonio (Manuel Llaneza), Capitán Cortés (Salmerón), Calvo Sotelo (García Hernández), General Mola (Capitán Suárez), Enrique Cangas (Jovellanos), General Sanjurjo (Manuel Pedregal), 18 de Julio (1.º de Mayo), Covadonga (General Riego), Velázquez (José de la Fuente), Caballero de España (Calle Nueva, la del Matadero desde la de Numa Guillhou), Héroes del Simancas (Calle Nueva al Matadero desde la de José Antonio), Ave María (Clarín). Para no cansar al lector omitimos citar plazas, jardines, etc. ○n

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