No use el Whatsapp

El movimiento se demuestra andando. Todos los humanos llevan el teléfono móvil en el bolsillo más cerca de la mano. Yo diría que demasiado cerca, y lo usan para no hablar con el amigo, contándole todos los chismes que le agobian. ¿De verdad les agobia?. ¿Piensan que así se quitan un peso de encima?

Jajajaja, pues se equivocan. El que recibe los mensajes, según dice el que ahora los guarda, después, pasados los años y sobre todo muriéndose el que los emitió, luego piensa utilizarlos al escribir sus memorias. Pienso yo, si aún le queda memoria en su reluciente mente. Y entonces, ante el temor de que, por ejemplo, la UCO dé con semejantes mensajes, se los entrega a su amigo más íntimo, que los esconde, según se cuenta, en el interior de una chimenea. Buen sitio, si señor. Mejor que debajo de una cama.

Pero alguien da con el escondite, terminando repetidos mensajes en manos de la prensa escrita que los emite como si fuesen novelas por entregas, y vaya lío el que se arma. El emisor de los mensajes calla como un "afogáu", sus contrincantes dicen que es una trama. Entre los afectados por lo escrito hay de todas las opiniones: unos ríen y otros, dándose por aludidos, opinan muy suavemente sobre el emisor ante supuestas medidas o represalias.

Y así comienza una inacabada historia de alguien que, sintiéndose literato, le cuenta a uno que dice ser su amigo y que, al final, resultó ser enemigo, y sus cortos mensajes caen en las manos de un listo "catedrático" que los mal custodia.

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