Opinión

José Manuel Fanjul, el policía de los niños

"Papá, murió José Manuel". Fue la frase con la que mi hija, de 6 años, me recibía hoy a la salida del colegio. Por el tremendo cariño que se tenían, nada le habíamos dicho en casa sobre que su amigo policía, del que presumía, había fallecido. Y esa sensación de mi pequeña fue la misma que arrastraron sus compañeros de clase, al igual que otros muchos niños y niñas que pasaron por las manos de José Manuel Fanjul. Durante lustros, este agente fue el policía de los niños.

Para los mayores siempre fue Fanjul, pero para los chiquillos era José Manuel. Todos lo saludaban con una sonrisa, que el agente siempre les devolvía, estuviera donde estuviera. O con un abrazo. Porque Fanjul era todo generosidad y cariño. Lo era en la calle y lo era en sus charlas de seguridad vial en los colegios. Aunque en honor a la verdad, y con el fin de que los peques aprendieran, no les dejaba pasar una.

Yo conocía a Fanjul hace casi 30 años. El azar hizo que mi hermana y su hija fueran juntas a clase. Él me vio crecer, y luego llegó la etapa de coincidir por trabajo. Era de esas personas que siempre que podía, te ayudaba. Sin pedir nada a cambio. Sin buscar reconocimiento. En silencio. Y como con los niños, siempre con una sonrisa. Y con un buen consejo.

Hace un par de meses, nos encontramos en la calle Manuel Llaneza. "Andrés, me jubilo a finales de junio", me dijo. Le propuse un reportaje para homenajear esas décadas de servicio y por su trabajo aleccionando a los más pequeños para que la seguridad vial fuera una asignatura más que aprender. Aceptó. Solo nos quedaba cerrar la fecha, pero ya no podrá ser.

El de Fanjul será el reportaje que nunca podré hacer. Y este texto, el que nunca quise escribir sobre él. Cogió demasiado pronto la autopista hacia el cielo. n 

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