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Opinión

Camino de Libertad

Un libro repasa la historia de Vicente Galán, fusilado en 1939, y su familia, que tuvo que exiliarse a Francia

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Me pasa Alfonso Zapico un libro que le han hecho llegar los descendientes de una familia de exiliados del Pueblu, un lugar de la parroquia allerana de Piñeres. Ellos quieren guardar con él la historia de sus mayores y debo decirles que he disfrutado leyéndolo, porque su peripecia es el testimonio de una época que los vecinos de la Montaña Central no podemos olvidar.

Se trata de un trabajo colectivo de investigación que firman Cristina Rodríguez Galán, quien ha sido ministra de Salud y Bienestar de Andorra y embajadora de este principado en Francia; Juan José Rodríguez Galán, también nacido en Andorra y que ha ocupado cargos de responsabilidad del Ministerio de Educación Nacional francés; Kathryn Flynn Galán, editora de libros, ejecutiva y productora de películas de éxito en Estados Unidos; y Vicente Alonso Galán, que después de jubilarse en la misma Andorra vuelve con frecuencia a Asturias y ha reformado la casa de todos en El Pueblu.

En ella vivió la familia formada por Cristina Díaz y Florentino Alonso, dedicados al campo, con sus hijos Ángel, Marcelina, Dora y Rosa, y cuando esta última se casó en 1927 con Vicente Galán, también la ocuparon con sus cuatro hijos: Luis, Libertad y las gemelas Cristina y Josefina, quien sufrió muy pronto una poliomielitis y tuvo que ser atendida por su abuela y sus hermanos.

Vicente Galán, nacido en Moreda en 1904 fue picador en la Industrial Asturiana Santa Bárbara y vicepresidente del Comité del SOMA del concejo de Aller. Durante la guerra española ejerció como capitán y comisario político de los batallones socialistas y cuando cayó el Frente Norte se echó al monte junto a Elidio Ormazábal, el marido de Dora, mientras Rosa con tres de sus hijos, Luis, Josefina y Libertad salieron por mar desde Gijón en octubre de 1937 para llegar hasta Burdeos.

En la casa de El Pueblu quedaron entonces Florentino con su hija Marcelina y su nieta Cristina, que entonces tenía seis años, sufriendo amenazas, interrogatorios y registros de quienes buscaban a Vicente, pero este permaneció escondido varios meses en otra casa familiar, en un cuarto camuflado tras un armario, hasta que fue delatado y detenido cuando su mujer fue a comprar tabaco para él.

El consejo de guerra se celebró el 18 de agosto de 1938 y mientras estuvo en la cárcel de Oviedo -4ª galería, celda nº7- escribió muchas cartas a los suyos, unas en aquellas tarjetas postales que incluían el «saludo a España» y la imagen de Franco y otras en papeles que escondía en el bordillo de los pantalones o de las chaquetas para escapar de la censura y luego enviaba a coser a su hermana. Se han podido conservar 44 de estas tarjetas y 10 notas que se incluyen en el libro.

Vicente Galán fue fusilado el 19 de agosto de 1939 y Rosa y sus hijos recibieron la fatal noticia en el campo de refugiados nº 3 de Fréjus en Francia, en el que se encontraban después de haber pasado por el de Saint Raphaël. Con ellos estaba también María Palacios y sus dos hijos, Chema y Pili, a los que habían conocido cuando salieron de Asturias. Cuando pudieron, retornaron a la zona republicana estableciéndose en Suria hasta que en febrero de 1939 ya tuvieron que establecerse definitivamente a Francia.

Por su parte, Elidio Ormazábal también fue detenido en su casa y fusilado el 10 de mayo de 1938. Su mujer, Dora, pagó por ello primero en la cárcel de Oviedo y luego en la cárcel de mujeres de Saturrarán donde permaneció 4 años. Ya libre, pudo trabajar en los fogones de «Casa Collainos» en Moreda como cocinera y desde 1945 al año 1960 vivió con sus hijos en Canabatán, en el valle de Turón, donde abrió un bar que ofrecía comidas a los mineros. Finalmente, se establecieron en Mieres regentando el bar de la estación del ferrocarril vasco-asturiano.

Rosa pasó más tarde junto a su gran amiga María y los hijos de ambas al "chateau" de Les Caillols en Cormis, un distrito de Marsella, donde una organización de cuáqueros americanos protegían a 120 niños exiliados. Allí iban a permanecer desde el 18 abril de 1940 al 15 de enero 1944. Cuando llegaron, Luis tenía 9 años, Josefina 8 y Libertad 6 años

Desde allí, los cuáqueros se encargaban de llevar a chicos de entre 11 y 15 años, hacia Estados Unidos. Luis siempre recordó a su directora, Isabel Needham, como una persona generosa y excepcional gracias a la cual pudo emigrar en la primavera de 1942 junto a Chema, el hijo de María Palacios, para iniciar una nueva vida. La colonia cuáquera cerró sus puertas dos años más tarde con el recrudecimiento de la segunda guerra mundial.

Cuando Luis llegó en barco a New York pasó los controles médicos exigidos y fue entrevistado para conocer sus preferencias geográficas, étnicas, o religiosas antes de asignarlo a una familia de adopción. Entonces mencionó que acababa de leer el libro de aventuras "Lake Ontario" del autor James Fenimore Cooper y él y su amigo fueron destinados a una zona próxima a este lago en el norte del estado de Nueva York. Allí fueron recibidos por un matrimonio cuáquero, los Archbald, que vivían en una granja frutícola con otra hija de acogida, Connie, a la que Luis y Chema consideraron como su propia hermana.

En 1951 Luis partió a Cambridge y tras ser aceptado en el prestigioso programa de ingeniería Massachusetts Institute of Technology MIT fue destinado a la Fuerza Aérea llegando a ser capitán de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos en Ohio hasta que en 1958 dejó el servicio militar para incorporarse a la industria civil. En Ann Arbor, Michigan, trabajó con cuatro compañías locales de investigación y desarrollo dentro de la especialidad de Ingeniería Aeroespacial. Una de ellas, la empresa Bendix Corporation fue su destino durante veinte años en los que se ocupó principalmente en proyectos aeroespaciales patrocinados por la NASA, entre ellos el programa de aterrizaje lunar Apollo y el Viking dedicado a la exploración del planeta Marte.

Entre tanto, Rosa tuvo que buscar un trabajo de sirvienta en el pueblo de Des Caillols y más tarde se estableció con sus dos hijas en Caussade, ciudad del departamento del Tarn y Garonne. Tanto Rosa como Josefina, quien se sobrepuso a su discapacidad, se emplearon la fábrica de sombreros «Chez Crambe», una de las 30 que había en la zona. Libertad aprendió el oficio de peluquera y más tarde iba a abrir su propio establecimiento en Andorra. Sin embargo, seguían pendientes de lo que sucedía en España y Rosa nunca dejó de pagar su cotización a la UGT.

Libertad se hizo muy amiga de María la segunda esposa de Andreu Claret, uno de los fundadores de Esquerra Republicana de Catalunya en 1931 y las dos familias compartieron su vida primero en La Bénèche, cerca de Montauban y por fin en Andorra. Los Claret tuvieron tres hijos: Andreu (periodista), Lluis (violinista) y Gerard (violoncelista). Lluis y Gerard eran gemelos y en su bautizo el primero fue apadrinado por Pau Casals y el segundo por Libertad Galán.

Cristina creció bajo el cuidado de Marcelina en El Pueblu, donde se casó con Elidio Alonso en 1952. Tres años antes, en agosto de 1949, Luis había viajado a Francia para volver a encontrarse con su madre y sus hermanas; sin embargo, la separación con Cristina y Marcelina duró veinte años, hasta que los de Piñeres pudieron desplazarse a Andorra para encontrarse con Rosa, Libertad y Josefina. En 1966 Rosa y María viajaron juntas a Estados Unidos para ver sus respectivos hijos, Luis y Chema.

En 1968, los Galán pudieron reunirse por primera vez en el Pueblu y desde entonces pasaron a menudo sus vacaciones en Piñeres. Pero la ley del tiempo es inexorable: Rosa falleció en 1996 en Andorra a consecuencia de una larga enfermedad; Luis también murió el 14 de abril de 2017 en Pinehurst, Carolina del Norte, tras dedicar sus últimos años a colaborar con entidades de ayuda a la infancia y las tres hermanas dejaron este mundo en diferentes residencias de ancianos. Josefina lo hizo en 2016; Cristina, la guardiana de la casa de El Pueblu, falleció en 2019 en Felechosa y Libertad en 2022 en el Cedre, en Andorra la Vella.

Vicente Galán habría estado muy orgulloso de su descendencia.

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