Treinta y dos cajas y un volumen con la particular pintura de José Paredes dan vida a la muestra que ayer presentó en el Museo de Bellas Artes de Asturias bajo el título de «Olimpo de Coprófagos». En ésta, su tercera exposición en el palacio de Velarde, lo simbólico está más presente que nunca en su trabajo. Paredes se adelanta al futuro con ironía y preconiza lo que una civilización intoxicada por el consumo dejará como herencia a los futuros ciudadanos del mundo. Para conseguirlo ha echado mano de la chatarra: alambres, cuerdas, plásticos, latas y otros residuos forman parte del volumen que a modo de sarcófago con momia yacente preside la exposición. A su alrededor las pinturas dan presencia a un olimpo de reyes presididos por «El Rey de la chatarra». Son personajes irreales y deformes adornados con algún resto metálico que les confiere cierta ternura. La exposición recupera la pintura de corte más surrealista de Paredes, pero lo hace de una forma depurada y sutil para adentrarse con humor en el mundo de los desechos.