La industria del videojuego se ha convertido en la reinona indiscutible del mundo del espectáculo. Sin grandes estrellas en el cartel, sin alfombra roja, sin la atención masiva que recibe el cine o la televisión, pero capaz de generar más ingresos por título en un solo día que el mayor blockbuster de Hollywood (que se lo digan si no a la última y sensacional entrega de Call of duty). Poderío económico que aún no se ha traducido en reconocimiento a su condición de producto artístico. Pocos intelectuales se atreven a decir que Red Dead Redemption, sin ir más lejos, es una obra de arte. Con mayúsculas. O que Allan Wake es el mejor thriller del año visto en cualquier pantalla. Costará mucho tiempo aún curar esa ceguera hasta reducirla a miopía (la opinión de que el videojuego es un pasatiempo para adolescentes recluidos en sus casas con ojos rojos está demasiado extendida aún) pero mientras llega ese día hay que celebrar la aparición de libros que ayuden a eliminar dioptrías. Libros como 150 videojuegos a los que tienes que jugar al menos una vez en la vida, editado por MR. El título es lo menos afortunado, aunque prevalezca para elegirlo esa corriente de hacer selecciones para guiar al lector menos avezado: es imposible jugar ya a varios de los títulos propuestos por Alejandro Crespo porque, simplemente, no existen o el soporte ya no se fabrica. Vamos, que habría sido más exacto decir «a los que deberías haber jugado». Dicho esto, el repaso que da Crespo a la historia del videojuego desde el Pong de Atari de 1972 hasta el World of Goo de 2008 es altamente ilustrativo de la arrolladora evolución de una industria en la que se producen innovaciones constantes. Un juego de hace dos años ya está obsoleto. Eso no significa que los vetustos títulos de hace lustros pierdan vigencia o encanto. Todo lo contrario. La memoria de Crespo es la memoria de un jugador entusiasta que se enamora de lo que ocurre en la pantalla. La lista es, como no podía ser de otra forma, discutible por ser muy personal. Cada lector tendrá su propio ranking de juegos, pero será raro que en él no figuren muchas de las sugerencias del autor. Está claro que hay un intento por equilibrar plataformas,desarrolladores, años y géneros, de modo que más que 150, habría que seleccionar 1.500 para dar cabida a todo el talento que habita en la primera industria del entretenimiento.