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Arte

Kely, una retrospectiva

Una revisión de su obra desde "En el camino", la primera exposición, en 1996, hasta "Un hueco en el vacío", la última, en 2010

Kely, una retrospectiva

Han pasado algo menos de dos años desde que nos falta Kely, y quizá era tiempo ya de contemplar su obra con eso que llaman "cierta perspectiva" quienes entienden que el paso del tiempo ayuda a una más objetiva valoración de las cosas. Y deben tener razón, porque a mí, que viví de cerca su trayectoria artística desde el primer minuto y, sino el que mejor, sí soy el que más ha escrito sobre su obra, nunca me admiró ésta tanto como ahora, al tener ocasión de ver a la vez sus cuadros de distintas épocas y adecuadamente colgados e iluminados. Algo que por otra parte sucede a menudo, porque he tenido más de una ocasión de comprobar cómo artistas, y bien importantes, quedan admirados y gratamente sorprendidos al contemplar así sus propias obras en una retrospectiva.

Supongo que a otros aficionados al arte les habrá sucedido lo mismo, porque saber que Kely reinventaba su pintura -en aquellas palabras del crítico francés Pierre Daix- o que siempre pintaba en los límites -en las de Fernando Castro- y recordar haber comprobado la riquísima variedad de tendencias, técnicas y materiales con las que era capaz de trabajar con la mayor solvencia plástica, no les evitará esa misma grata sorpresa, y eso que en esta exposición no es posible representar toda la diversidad posible por motivos de espacio. De modo que esta muestra resulta de lo más oportuno porque nos ayuda a recordar la destacada posición que Kely ocupa entre los mejores artistas del arte asturiano y su proyección nacional e internacional. Pero, sobre todo, sirve de emotivo homenaje no solo a la artista sino a un personaje entrañable que pintó con tanta pasión y entrega que, como Van Gogh escribiera a su hermano Theo sobre sí mismo, dejó mucho de su vida en su pintura.

Esta exposición incluye piezas muy significativas de una trayectoria que se inicia en 1996 con sus primera muestra, ya de entidad, en la galería Benedet de Oviedo, hasta la última que tuvo lugar en 2010-11 en esta misma galería Gema Llamazares, con el epílogo de algún cuadro posterior y en concreto el que fuera premiado como la mejor obra en la Feria de Arte de Oviedo del 2012. Un recorrido de sentido cronológico que revisa las etapas más significativas de la pintura de Kely.

"En el camino", los títulos de sus exposiciones siempre resultaban muy significativos, fue aquella primera de 1996, que apuntaba a un informalismo constructivo, con incorporación de dibujos y otras materias sobre madera, con connotaciones de cierta ingenuidad. Lo asombroso es que al año siguiente aquella recién llegada a la pintura presentaba su segunda exposición en las galerías L.A. y Vértice con una obra absolutamente diferente y al año siguiente exponía en ARCO de la mano de esta última galería. Es necesario detenerse aquí para recordar que aquello fue el comienzo de una proyección artística vertiginosa que se tradujo en su presencia en numerosas ferias de arte de España, Europa y Nueva York con Vértice y otras galerías de París, Bruselas y Colonia en las que también expuso individualmente.

Aún en los comienzos, la exposición "Entre líneas", en el desaparecido Centro Cívico de Oviedo, constituyó una brillantísima extrañeza que luego no tuvo continuación: una exquisita conjunción de minimalismo y romántica surrealidad en trabajos sobre tabla, configuraciones geométricas, hilos tensados, papel vegetal e impresión digital con reducción cromática y predominio del negro. Esto cuando al mismo tiempo en ARCO y exposiciones inmediatas, "Como cuando" y "Otros lugares" apostaba ya por el énfasis pictoricista, grandes formatos con técnicas mixtas, estructurado el espacio en torno al cuadrado y profusión de pequeños dibujos geométricos, círculos, caligrafías y gestos abstractos, densidad atmosférica y riqueza cromática. Un universo plástico que se fue despojando de lo geométrico para encontrar su cima en exposiciones como "Sin palabras", bellísimas imágenes en gran diversidad y riqueza pictórica dentro del expresionismo abstracto. Luego, con la exposición "Otras luces", el cansancio del gesto para articular un personal y sofisticado entramado floral de barroca neofiguración, entre el japonesismo y el art decó. Finalmente, con el enigmático y perturbador título de "Un hueco en el vacío", su última exposición en esta misma galería como la anterior, la aparición de una exótica figuración que tenía algo de abstracción expresada en términos figurativos, exótica y selvática vegetación de verdes, negros profundos y grises de un misterioso y actualizado simbolismo. De todo hay representación en esta exposición.

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