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La Brújula

La sensualidad abre las puertas del infierno

Moira es, claro, uno de los antiguos nombres griegos del destino. También es Moira el modo inglés de pronunciar Máire, forma gaélica de María. Estas dos coordenadas son de toda utilidad para situar el punto de partida de esta novela (1950) del francoamericano Julien Green (1900-1998), que muchos no dudan en situar en la cima de su producción, junto a Leviatán o Cada hombre en su noche. Green, especialista en desnudar tormentas del espíritu, tuvo una férrea educación religiosa que sin duda alimenta sus exploraciones del choque entre anhelo trascendente, amor, sexo, comunión y aislamiento. O sea, del vínculo entre religión y represión. Ese estruendoso conflicto guiará los pasos de Joseph, joven puritano que, ya desde el umbral de su vida universitaria en Virginia, ve cómo sus creencias le impiden, por ejemplo, adentrarse en el estudio de los clásicos. Hasta que aparece Moira, desprejuiciada y muy sensual, para abrirle las puertas del infierno. Un clásico.

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