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El último soplo de rebeldía estética de Jean Legrand

Doble fuga de amor y muerte, una nouvelle recuperada del escritor amigo de Queneau y Michaux que eligió el ostracismo

El último soplo de rebeldía estética de Jean Legrand

En la literatura hay grandes y pequeños clásicos. Por su volumen portátil, Doble fuga de amor y muerte figuraría entre los segundos. Se trata de una nouvelle con poco más de 50 páginas y de una intensidad inversamente proporcional al tiempo que lleva leerlas y el inmenso placer que produce el eco de algunos de sus párrafos que merecen ser repetidos masticando incluso las palabras. Con su autor, Jean Legrand (1910-1982), sucede al contrario que con otro tipo de descubrimientos tardíos. Uno, a veces, ha leído cosas que llegan a sus manos sin apenas presentirlas, de escritores de los que jamás oyó hablar. En el caso de Legrand: el presentimiento existe, es un escritor mitificado por otros, conocido por haber renunciado a la notoriedad y por un malditismo gris que le llevó a publicar textos de lucha de George Bataille y Benjamin Péret, mantener el aprecio de Raymond Queneau y Henri Michaux y a olvidarse de sí mismo como creador durante más de treinta años, hasta su muerte. No hace todavía demasiado, Francia, gracias al editor Philippe Blanchon, empezó a recuperar parte de su obra olvidada, como en el caso de La Nerthe con Double Fugue d'Amour et de Mort, que Periférica, ha estado al tanto para traducir por primera vez al español.

Legrand nació en Montepellier donde se retiró a principios de los cincuenta del siglo pasado, después de haberse dado a conocer en la década anterior con una trilogía (Journal de Jacques, Jacques ou L'homme possible y Aurette y Jacques) y de haber promovido un pequeño movimiento literario, el sensorialismo, del que apenas queda rastro que permita interesarse por él. Era una vertiente del posmodernismo en una época donde encasillarse o significarse era obligado. Estudio impresión y se dedicó a ella para ganarse la vida difundiendo sus textos y los de sus amigos. Como editor sería el encargado, posteriormente, de que vieran la luz colecciones como Le grain terrestre y Dauphine, que desempeñaron una importante labor divulgativa. Desde los primeros tiempos de militante de la extrema izquierda, su trabajo como impresor, el "Groupe Brunet", el pequeño revuelo que supuso el apadrinamiento del movimiento sensorialista, la participación en Cahiers de la Pléiade, y hasta el éxito de su trilogía, Legrand desplegó suficiente actividad como para ser considerado un hombre de letras dispuesto a plantar batalla. Sin embargo, a partir de 1950 rompe bruscamente con la vida parisina, de repente desaparece y se refugia en un mas del Languedoc. A partir de entonces el ostracismo, se ocultó detrás de un velo que sólo destaparía en ocasiones esporádicas. En los sesenta, un amigo le ofreció la oportunidad de ver publicado un modesto texto autobiográfico (Composition) sobre los años de juventud en Montpellier. El hecho de volver a recordar la ciudad en la que por primera vez abrió los ojos a la vida y el campo, en sus inmediaciones, donde se había retirado, le hizo aceptar el ofrecimiento. Más allá, la absoluta renuncia.

No hay mucho que extenderse sobre Doble fuga de amor y muerte y su breve sinopsis: trasladar el encantamiento de sus palabras resulta imposible. Un hombre y una mujer se conocen, con el trasfondo de una guerra, y se instalan lejos de la ciudad, en el campo. Su relación entre el dolor, la angustia y el éxtasis muestra mejor que cualquier otra descripción la violencia trágica que se desata a su alrededor. Con la lectura salta la tentación de acudir a los versos de los cantos de Leopardi en Il primo amore, donde el poeta de Recanati dejó escrito: "Vuelve a mi mente el día en que la lucha sentí de amor primero y yo me dije: ¡Ay de mí, si es amor, cuánto esto me angustia!". Del nacimiento de la pasión entre Ange y Nin, los protagonistas de la novela de Legrand, surge probablemente la fuerza estética con que se enfrentan a la agresión del mundo que les rodea.

Leer esta vigorosa novelita no les llevará demasiado tiempo y les proporcionará, en cambio, verdad literaria.

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