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MÚSICA

En clave asturiana

Forma Antiqva y la pianista Noelia Rodiles publican dos magníficos discos

En clave asturiana

El mercado del disco clásico ya no es lo que era y, en algunos aspectos, el cambio ha sido para mejor. Aún las discográficas más potentes siguen sacando, de vez en cuando, productos a base de refritos acudiendo a un mercado potencial que ya no existe porque satisface a través de las redes sus apetitos musicales. De manera paralela, hay una serie de sellos, más dimensionados de tamaño, que apuestan por la calidad, con proyectos de alto interés, bien planificados e interpretados con calidades y cualidades muy destacadas.

Dos trabajos con marcado acento asturiano coinciden ahora en el mercado. El primero de ellos es de la agrupación Forma Antiqva y se titula Crudo Amor. Liderada por Aarón Zapico, unen los tres hermanos que la integran al empeño discográfico a la soprano Eugenia Boix, al contratenor Carlos Mena y a la violonchelista Ruth Verona. Todos ellos con el común denominador de la música vocal de Agostino Steffani como corazón del disco, muy bien arropada por otros autores como J. C. F. Fischer, G. G. Kapsperger o F. Corbetta.

El resultado global es esplendente. El grupo está en un momento de madurez excepcional y la complicidad de todos los intérpretes lleva a una meta gozosa en la que la música de Steffani brilla con su tono solar, casi cegador. Eugenia Boix y Carlos Mena, dos referencias españolas en este ámbito, recorren la vocalidad del compositor italiano con pasión encendida y nobles acentos expresivos que desbordan la pasión, la emoción vibrante que late en los hermosos textos que sirven de soporte a los dúos.

Con un arco temporal radicalmente diferente, en un tránsito que abarca del más encendido romanticismo a la vanguardia del siglo XX, la pianista ovetense Noelia Rodiles recoge dos obras aparentemente muy alejadas en estética y en estructura, aunque quizá no tanto en intenciones, como a priori pudiera pensarse, como son la Musica Ricercata de György Ligeti y el Impromptus Op. 90, D 899 de Franz Schubert. Rodiles exhibe versatilidad e intereses musicales profundos, de entidad, y lo hace con una interpretación soberbia, muy bien pautada en los rasgos estilísticos de cada obra. La música de Ligeti nos llega en sus manos con energía y convicción y la de Schubert con sus velados acentos líricos que van mutando hacia otros más vitales y acerados. Pianista joven, Noelia Rodiles se reivindica en este disco como una intérprete a tener muy en cuenta, como una gozosa realidad que ha de seguir desarrollando una carrera que va a más y que tendrá largo recorrido.

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