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Un guionista de primera fila

Los textos de Shakespeare han inspirado numerosas películas, entre ellas varios clásicos, frente a un Quijote al que sólo Gutiérrez Aragón hizo justicia

Es un lugar muy manchado afirmar que si William Shakespeare hubiera nacido en el siglo XX hubiera sido guionista de cine y televisión (de Juego de tronos, por ejemplo). Lo tendría más fácil que Miguel de Cervantes porque sus obras ya eran guiones en muchos casos, como demuestran las innumerables películas que se han hecho sin tocar una sola coma del texto shakesperiano. Cervantes se ha de conformar con haber inspirado adaptaciones del Quijote desde épocas muy tempranas (1923 y 1933). Incluso tuvo un "spin off" como Dulcinea (1947), y que se recuerda por el gran trabajo de Ana Mariscal. Las novelas ejemplares, a pesar de sus argumentos ingeniosos, no han tenido mucho eco en el cine español. Sirva como excepción La gitanilla (1940) con Estrellita Castro. Don Quijote de la Mancha (1948) de Rafael Gil supuso un notable esfuerzo de producción para la época, con Rafael Rivelles como Don Quijote. El "Don Quijote" rodado en 1957 por Grigory Kozintsev goza de una extraordinaria reputación, confirmado el interés que la obra cervantina despertó siempre en Rusia. No así en Hollywood, donde lo más ambicioso fue el destartalado musical El hombre de la Mancha (1972) de Arthur Hiller, con Peter O'Toole y Sophia Loren.

Un genio como Orson Welles no podía permanecer ajeno a la fascinación de una novela genial, pero su Quijote afrontó innumerables problemas y solo se conserva una versión inacabada. En el año 2000 Peter Yates adaptó la obra para televisión con unos acertados John Lithgow y Bob Hoskins. La versión definitiva de la novela corrió a cargo de Manuel Gutiérrez Aragón, primero en una serie para televisión de 1991 con Fernando Rey y Alfredo Landa y en el año 2000 con Juan Luis Galiardo y Carlos Iglesias. La figura de Cervantes también sirvió de inspiración para una serie española de 1981 con Julián Mateos en una espléndida interpretación y una floja producción dirigida por Vincent Sherman sobre la juventud del escritor, con Horst Buchholz y Gina Lollobrigida de protagonistas. Y no nos olvidemos el accidentado proyecto de Terry Gilliam "El hombre que mató a Don Quijote", sobre cuyo rodaje infernal y finalmente aplazado (aunque ahora parece que revive de nuevo) se hizo un magnífico documental, Perdidos en La Mancha.

Volvamos a Shakespeare. Hacer una enumeración exhaustiva de las películas que han adaptado sus obras o que se han inspirado en ellas más o menos libremente (como Woody Allen en La comedia sexual de una noche de verano) es tarea imposible en un espacio reducido. Como personaje, el autor inglés ha inspirado cintas como la sosa comedia romántica Shakespeare enamorado y Anonymous, en la que se sugiere que el autor de las obras fue Edward de Vere.

Hamlet, Romeo y Julieta y Macbeth son las obras que más atención han recibido por parte del Séptimo Arte. De la primera de ellas hay versiones para todos los gustos y nacionalidades, siendo Georges Méliès en 1907 quien hizo la proeza de resumir la obra a diez minutos. El mismo Kozintsev que trató "Don Quijote" probó suerte también con el texto shakesperiano, del cual Laurence Olivier hizo en 1948 una célebre adaptación que ganó 4 "Oscars". Olivier rodaría también Enrique V y Ricardo III. Kenneth Branagh se ha labrado una justificada reputación como adaptador de míster William gracias a su Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces, En lo más crudo del crudo invierno, Trabajos de amor perdidos y Como gustéis. Con su desigual Hamlet tiró la casa por la ventana en cuatro horas de espectáculo con un reparto inagotable de estrellas. Otro cineasta fascinado por Shakespeare fue el italiano Franco Zeffirelli, a quien se debe un aceptable Hamlet (a pesar de Mel Gibson) y Romeo y Julieta, con una maravillosa banda sonora de Nino Rota, sin olvidarnos de la deliciosa La mujer indomable ("La fierecilla domada"). De Romeo y Julieta hay también numerosas versiones, algunas tan delirantes como la que hizo Georke Cukor con dos actores ya un poco creciditos (Leslie Howard y Norma Shearer)o Romeo + Julieta de William Shakespeare (1996) perpetrada por Baz Luhrmann con Leonardo DiCaprio.

De Macbeth hizo Roman Polanski una ejemplar adaptación en 1971, aunque no logró superar a Orson Welles, quien en 1948 y con escasísimos medios hizo milagros. Justin Kurzel estrenó el año pasado una versión bastante violenta y efectista, aunque no exenta de interés y vigor dramático, con un gran Michael Fassbender. Welles repitió autor en 1952 con un Otelo que tuvísimos muchísimos problemas para salir adelante. En 1965 se desquitó, aunque sin contar tampoco con muchos recursos, gracias al dinero español que hizo posible Campanadas a medianoche, que adaptaba nada menos que "Enrique IV", "Enrique V", "Las alegres comadres de Windsor" y "Ricardo II". Está considerada por muchos la mejor película inspirada en Shakespeare, con permiso del Julio César de J.L. Mankiewicz, en 1953, y Trono de sangre, una mirada genial a "Hamlet" de Akira Kurosawa, quien repetiría jugada con la majestuosa Ran a partir de El Rey Lear.

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