La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lo que hay que ver

Tres baños de sangre

The Five, The night of y El pueblo contra O. J. Simpson, series de intriga muy de moda

Tres baños de sangre

En estas tres series tan de moda hay sangre y sangre y sangre. Quizá la más difícil de seguir sea The five (Los cinco), con un lío inicial de campeonato, montado sobre la desaparición de un niño en un bosque cuando lo acompañaban un grupo de adolescentes amigos o familiares. Pasa el tiempo, se vuelven adultos los protagonistas y el chico desaparecido parece que no ha desaparecido. Intriga urdida por Harlan Coben, novelista de aeropuerto, autobús o tren de cercanías, tan de moda también. Pero, si se persiste en su contemplación, se le saca jugo. Idea motriz: nada es lo que parece. Los compañeros del muchacho van desde una irresoluta y liante, hasta un policía bueno con padre enfermo de Alzhéimer, o un benefactor al que se apunta como malo al comienzo y el hermano de la víctima, e incluso a un abogado con espectacular secretario transexual. Súmense los peculiares padres del ausente, una agente ligona, un psicópata en prisión (otra vez, ay, El silencio de los corderos), un matrimonio cristiano fundamentalista, matones y macarras repugnantes, un violador y secuestrador en serie, un profesor de geografía, putero en mala hora, unos cuantos casos de maltrato, un marido acosador y hasta un divertido recepcionista de burdel sadomaso. Detengo aquí la lista, aunque seguiría. Y si bien es cierto que también el más secundario tiene algo que ver cuando se recompone el rompecabezas al final, también lo es que tanta gente pasa por la pantalla, tanto se acumula en ese sí pero no de las tramas habituales en el "nada es lo que parece", repito, que más de algún espectador seguro que abandona abrumado. Despistes, pistas falsas, de sorpresa en sorpresa, cierres de capítulo con intriga pendiente y todos los asuntos de actualidad que salen en sucesos. Moraleja de la serie: no pagan los delitos cuando mediante ellos se limpia basura. Idea que crece en el inconsciente colectivo hoy.

El eje de The night of (¿podría traducirse como "La noche de autos"?) es John Turturro y eso basta para recomendarla. Versión USA de la británica (me canso de decir que vienen de las Islas de Su Graciosa Majestad las tramas policiacas duras y buenas, no de más al norte) Criminal Justice, cuenta la detención, prisión y juicio de un chaval apocado que se despierta una noche en compañía del cadáver ensangrentadísimo de la chica que lo sedujo. Idea motriz: la cárcel cambia por completo y para mal. Cortada a tajo en dos partes (los hechos y la prisión del presunto asesino), se ve muy bien porque en toda ella planea o se le espera la figura del gran Turturro, que encarna a un abogaducho con los pies abrasados por un eczema. Muy costumbrista (los vendedores de remedios caseros, las licencias de taxi, la policía funcionarial y necia, los inmigrantes?), con una tenebrosa y excelente fotografía, suma la consagración de esa señora, Jeannie Berlin (descacharrante secundaria en la última de Woody Allen), cuya voz vale un Congo. Moraleja: la cárcel nunca rehabilita, muy al contrario, en un sistema que no funciona. Y más sangre en El pueblo contra O. J. Simpson, basado en hechos realísimos (ahora mismo Simpson está entre rejas). Idea motriz: ¿fue o no culpable la gran estrella del fútbol americano, y pésimo actor, del asesinato de su esposa y de un ciudadano que estaba en el lugar equivocado? Lo que dijo el jurado ya lo sabe cualquiera a poco informado que esté. La moraleja de esta serie es, sin embargo, atroz: los fiscales fueron unos voluntaristas harto incompetentes; la defensa, una colección de egos farsantes; el jurado, una panda de desequilibrados; el acusado, un conjunto vacío mental. Muy bien hecha, solo le veo una pega: ¿no había otro actor para el papel que Cuba Goording Jr. perpetra?

Compartir el artículo

stats