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Música

El ascenso imparable de Celso Albelo

El tenor canario, gran triunfador en la inauguración de la temporada de ópera de Bilbao

Celso Albelo.

Dentro de la joven generación de cantantes españoles una voz está emergiendo en el panorama internacional con fuerza imparable, la del tenor tinerfeño Celso Albelo. Poco a poco está construyendo una carrera muy importante cada vez en teatros de mayor relieve y con compromisos de creciente enjundia. En la inauguración de la temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera volvió, el pasado sábado, a constituirse en la gran estrella del montaje gracias a una soberbia interpretación del rol de Gennaro en la ópera Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti.

Fue la suya una interpretación mayúscula, de las que se recuerdan por el arrojo y la valentía en cada una de sus intervenciones, por desplegar un tremendo caudal de energía que se sustanció de manera total en el aria "T'amo qual s'ama un angelo", con alarde absoluto de técnica belcantista, en una línea de canto especialmente vibrante y expresiva en el registro agudo. Para dar un salto definitivo, Albelo ha de seguir profundizando más en la vertiente dramática de los personajes, en un trabajo actoral en la que una colaboración profunda con directores de escena adecuados le pueda dar un rédito impresionante a medio plazo.

Celso Albelo ganó dos premios Campoamor, como joven promesa y el absoluto. El jurado valoró de forma muy notable su crecimiento artístico, esa continua ambición de mejora que en él no tiene límites. Se agradece su entrega y se percibe el entusiasmo y el cariño que genera en el público. En enero cantará ópera en Oviedo, en el Campoamor, cerrando la temporada asturiana. Será el duque de Mantua en Rigoletto de Verdi. La expectación está servida.

En el Palacio Euskalduna se erigió en el protagonista absoluto de una velada que también tuvo otros puntos fuertes en la sólida Lucrezia Borgia de Elena Mosuc, especialmente afortunada en las agilidades, y en solvente Alfonso d'Este de Marko Mimica, por citar otros de los dos integrantes del reparto más destacados. Bajo la batuta de José Miguel Pérez Sierra -otro joven artista muy apreciado en Oviedo- se desarrolló una velada de alto interés musical y más matizado desde el punto de vista escénico con una producción tradicional pero sin el adecuado mordiente dramático. Lástima porque una visión más completa de la obra hubiera sido un remate perfecto para la misma.

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