La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Shelley como precedente del flower power

Los agujeros son negros, por momentos desesperantes, en ocasiones el llanto de un niño, inexplicable y algo embarazoso. Todo lo contrario del placer etílico vivido en el carnaval parisino que vino a continuación: los estados alucinógenos, el lenguaje hiperbólico de la contracultura, un rechazo profundamente romántico de la sociedad convencional, el viejo orden, el establishment. Blake en las paredes: "Los tigres de la ira son más sabios que los caballos de la instrucción". De nuevo la generación de 1790, Coleridge y Southey intentando fundar una comuna a orillas del río Susquehanna. Shelley como precedente del flower power.

Cuando termina el viaje a las Cevenas, se siente repentinamente solo: Stevenson ya había partido. Después de ser poseído por los Shelley, Richard Holmes se funde en una identificación peligrosa con el sujeto de su relato más loco de todos, el esquizoide Nerval. Una serie de aventuras psíquicas le impiden separarse de él, atrapado por la propia imaginación de la historia. A medida que termina el libro, cierra su cuaderno de notas. Libre de la presencia inquietante del poeta comienza a ocuparse de su vida: "Tenía 30 años, y había llegado el momento de plantearme cuál era mi camino". Y se va de París, como él mismo escribe, a finales de un otoño cuando el viento arrastraba las últimas hojas por los muelles.

Probablemente sea un error definir como biografía lo que Holmes plasmó en Huellas. A pesar de sus meditaciones sobre el arte, rara vez se pregunta seriamente por el peso y el valor de las vidas que lo crearon. El autor está decidido a contar su propia historia, y en ella los cuatro protagonistas son actores secundarios. No reconoce prácticamente ninguna de sus fuentes, y cuando las cita explica por qué prefiere ignorarlas. Al lector le pasa con frecuencia lo mismo que a Holmes; ninguno de los dos puede desprenderse de la realidad de la imaginación. "Biografía significa un libro sobre la vida de alguien. Sólo que para mí se iba a convertir en una especie de búsqueda, en seguir el rastro físico de la trayectoria de alguien por el pasado, en seguir sus pasos. Nunca los atraparía; no, en realidad nunca los atraparía. Pero quizá si uno tenía suerte, podía escribir sobre la búsqueda de esa figura fugaz de tal modo que lo devolviera a la vida en el presente", cuenta Richard Holmes al principio de su libro, una obra singularísima de uno de los biógrafos literarios más singulares que existen.

Compartir el artículo

stats