"Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor". "No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad". Estas son algunas de las frases inolvidables del escritor, novelista, guionista y periodista colombiano Gabriel García Márquez, el padre del realismo mágico y uno de los grandes referentes de la literatura iberoamericana de todos los tiempos, que este lunes habría cumplido 90 años.

Nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia, el conocido como 'Gabo' fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982 por sus obras cargadas de magia y espejismos que ofrecían un retrato sin igual en el mundo cotidiano y que indagaban en América Latina hasta descubrir su esencia y carácter.

Iberoamérica recuerda este lunes a uno de sus escritores más queridos que plasmó algunas de sus reflexiones más personales en una conversación con el escritor peruano Mario Vargas Llosa en 1967, cuando todavía eran amigos: "Tengo la impresión de que empecé a ser escritor cuando me di cuenta de que no servía para nada. Ahora, no sé si desgraciada o afortunadamente, creo que es una función subversiva. ¿Verdad?. En el sentido de que no conozco ninguna buena literatura que sirva para exaltar valores establecidos".

El escritor colombiano creció junto a sus abuelos maternos en Aracataca, donde la fantasía formaba parte de la realidad. Un lugar en el que se acostumbraba a dialogar con los muertos y donde la superstición se acababa convirtiendo en un dogma incuestionable. Era la infancia de García Márquez que escuchaba atónito las historias bélicas que le contaba su abuelo, Nicolás Márquez, que fue coronel en la Guerra Civil de los Mil Días.

Su trayectoria literaria arrancó en 1955 con 'La hojarrasca', pero fue gracias a obras como 'El otoño del patriarca', 'El amor en los tiempos del cólera', 'Crónica de una muerte anunciada', 'Relato de un náufrago', 'El coronel no tiene quien le escriba' y por supuesto, su obra maestra 'Cien años de soledad', las que le hicieron consagrarse como el escritor que se adentró como pocos en la realidad.

Eterna 'Cien años de Soledad'

En él se fraguaba una particular forma de entender el mundo que plasmaría en la literatura. Una mirada innovadora y diferente que le convertiría en el máximo exponente del realismo mágico. Una corriente literaria que quedó retratada en 'Cien años de soledad' y a la que luego se unieron otros autores como el mexicano Juan Rulfo, el chileno Pablo Neruda, el argentino Jorge Luis Borges o el guatemalteco Miguel Ángel Asturias.

"Yo creo que particularmente en 'Cien años de soledad', soy un escritor realista, porque creo que en América Latina todo es posible, todo es real. Creo que tenemos que trabajar en la investigación del lenguaje y de formas técnicas del relato, a fin de que toda fantástica realidad latinoamericana forme parte de nuevos libros. Asumir nuestra fantasía, que es una forma de realidad, puede dar algo nuevo a la literatura universal", comentaba irónico García Márquez sobre su pertenencia a esta conocida corriente literaria.

De este libro, Neruda señaló que "es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote", muestra de ello es que es uno de los libros latinoamericanos que más traducciones tiene, a más de 30 idiomas, y que mayores ventas ha logrado, convirtiéndose en un 'bestseller' mundial.

Con su obra, Gabo pasó a formar parte del 'Boom latinoamericano', el fenómeno literario surgido entre 1960 y 1970 que supuso la expansión de la literatura latinoamericana por el mundo gracias al éxito que cosecharon escritores como García Márquez, Vargas Llosa o el mexicano Carlos Fuentes.

Su pasión por el periodismo

El escritor colombiano empezó a estudiar Derecho, estudios que dejó inconclusos ya que su verdadero interés era el periodismo. El mismo Gabo señalaba en una entrevista concedida a 'Radio Habana' en julio de 1976 que su primera y única vocación era el periodismo. "Yo nunca empecé siendo periodista por casualidad --como muchas generaciones-- o por necesidad, o por azar. Yo empecé siendo periodista porque lo que quería era ser periodista", dijo entonces.

Desde principios de los años 60, García Márquez fijó su residencia en México, tras ejercer como corresponsal de la agencia Prensa Latina en Estados Unidos, donde recibió amenazas y críticas, ya que según su hijo, Rodrigo García, si su padre "estaba en Nueva York abriendo una agencia de noticias cubana, sería inusual que no le hubiesen espiado".

El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) espió a García Márquez durante 24 años y, según detalla 'The Washington Post', vigilaba la estrecha amistad que el escritor mantenía con el expresidente cubano Fidel Castro.

Mientras residía en México, el escritor colombiano escribió su obra cumbre 'Cien años de soledad'. García Márquez contaba que desde joven quería escribir una novela en la que sucediera todo, pero le faltaba experiencia vital y literaria.

Y fue México, el país que vio nacer su obra por excelencia, quien al mismo tiempo, el 17 de abril de 2014, vio apagarse la luz del que fue uno de los autores más brillantes del siglo pasado.

Se le brindó un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, con la presencia de los presidentes de México, Enrique Peña Nieto y el de Colombia, Juan Manuel Santos, así como de más de 50.000 personas que acudieron a despedirlo en medio de la lluvia de mariposas amarillas.