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MÚSICA

Margaritas a los cerdos

¿Música para blancos y ricos?

Margaritas a los cerdos

Desconozco si el Brexit ya está provocando en la pérfida Albión algún tipo de alteración mental en algunos columnistas y periodistas, pero la señora Charlotte G. Gill es, sin duda buen ejemplo de lo que digo. Afirma, tan garbosa y ufana ella, en una columna en ¡"The Guardian"! que la educación musical ha de salir de las aulas de las escuelas porque "es un lenguaje críptico y difícil, que sólo puede ser entendido por un reducido grupo de personas" y que, además, "es una actividad dirigida, en la escuela, a niños blancos y ricos" (sic). Se recrea contra el sistema de educación musical con regocijo pero los razonamientos son de una puerilidad asombrosa e invoca una extraña modernidad para sustentar sus afirmaciones.

Entiendo que con tanta competencia mediática cuesta mucho llamar la atención y sólo una tontería bien berreada puede poner el foco en la mediocridad de quien escribe desde ese hermoso púlpito marmóreo que es la ignorancia. Sigo anonadado porque desconocía la dificultad extrema de introducir en el cerebro humano el concepto de una clave de sol o de do, por ejemplo. Imagino que lo siguiente será decir que sobran las matemáticas porque a ver quien entiende una raíz cuadrada o el propio conocimiento del idioma pues supongo que la señora Gill igual hasta tiene dificultades de comprensión ante obras de Shakespeare o Wilde. ¡No digamos nada la historia del arte, el lenguaje de la arquitectura, los diferentes estilos y escuelas pictóricos! Vamos, que el saber humano está de más y debe erradicare por su peligrosidad, porque además, suele proporcionarnos una fabulosa capacidad para desarrollar un pensamiento crítico que igual acaba molestando.

De todo su artículo, quizá lo más tremendo sea afirmar que las actividades las musicales de los colegios solo benefician a niños blancos y ricos. Y aquí conviene ponerse muy serios, dejar al lado la ironía, porque lo que esta señora está diciendo es falso ya que dentro de la escuela pública el estudio musical es transversal y llega a todos sin distinciones. No digamos nada los esfuerzos de integración que se realizan en numerosos países a través de la música ¿Conoce los resultados del sistema de orquestas de Venezuela del maestro José Antonio Abreu, o el trabajo que Juan Diego Flórez está impulsando en el Perú? Y tantos cientos de ejemplos a lo largo del mundo en los que la música es una herramienta esencial de integración social. Es increíble porque esta afirmación, algunas veces de forma sutil, otras igual de soezmente expresada, la encontramos en nuestro país, cuando vemos a políticos quejarse de que hay que invertir dinero en cultura, que un ciclo de conciertos es muy caro y que sólo van al mismo los millonarios. En vez de facilitar el acceso a la cultura a la ciudadanía, mediante una falsa progresía se quieren poner barreras económicas que, precisamente, faciliten sólo a una élite privilegiada el disfrute musical. ¡Parece que algunos añorasen el antiguo régimen político en el que para asistir a un concierto o a una ópera había que tener un carnet bien pagado y se reservaba el derecho de admisión!

Afortunadamente más de seiscientos músicos de todo el mundo ( Rattle, Nyman, Isserlis por citar tres nombres conocidos) han enviado una carta al periódico inglés para explicarle unas nociones básicas a la señora analfabeta musical. Uno de sus párrafos dice que sus "argumentos" "van en contra de las innumerables iniciativas que a lo largo de dos siglos han hecho que la alfabetización musical esté a disposición todos. Al igual que con el lenguaje escrito, la notación musical permite una comunicación eficaz y precisa, así como un acceso crítico a grandes cantidades de conocimiento". Además recuerdan, para los que pretenden colar que la música clásica es una especie de isla frente a otras más actuales, una antigualla, y que su conocimiento educativo sobra que "muchas de las músicas que se hacen hoy en día -al margen de la estrictamente clásica-, como el jazz, el pop o, incluso, las no occidentales, están basadas en buena medida en el actual sistema educativo musical". En fin, el sabio refranero español ya dejó bien claro que la flora y las piaras siempre han de estar en distintos ámbitos, ¡por el bien de todos!

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