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Xuan Bello y el asturiano de Dante

El primer galardonado con el Premiu Nacional de Lliteratura regresa a la poesía veinte años después con El llibru nuevu, una obra mayor

No hay exageración cuando se afirma que Xuan Bello (Paniceiros, 1965) es un clásico vivo de la literatura asturiana. Su nombre resulta ineludible si queremos entender y explicar ese período cultural que, según acuerdo de amplia aceptación, llamamos Surdimientu. Sabemos por Italo Calvino que a los clásicos estamos siempre releyéndolos, incluso cuando los leemos por primera vez. Como son inagotables por definición, sus páginas no dejan de invitarnos continuamente al descubrimiento. ¿Y los clásicos vivos? Pues lo mismo. Y de estos últimos aguardamos, además, que sus nuevas publicaciones ensanchen una obra que nos parece ejemplar (en las dos primeras acepciones que recoge el DRAE), tanto por lo que dice como por la forma en que lo expresa. No es de extrañar que algunos autores tenidos por clásicos vivos opten por desaparecer, silenciarse, ante la ansiedad que provoca defraudar las expectativas. De un clásico que sigue vivito y coleando se espera que sus nuevos títulos no arruinen la opinión que le ha llevado al canon.

No es de extrañar, pues, la expectativa que ha levantado el reciente poemario de Xuan Bello. Llega a las librerías cuando su autor está a punto de recibir el primer Premiu Nacional de Lliteratura, que concede la Academia de la Llingua Asturiana, y veinte años después de que publicara su último volumen de versos, Los caminos secretos. Escritor de libros y de periódicos, ha armado una prosa tanto narrativa (publicó en 2002 su memorable Hestoria universal de Paniceiros) como ensayística de alta precisión y belleza, de gran plasticidad también. Y, además, en una lengua olvidada y maltratada por casi todos, incluidos aquellos que tienen la obligación legal de cuidarla y protegerla. Una expectación, como decimos, justificada. Porque, y no tengo la menor duda al respecto, el motor de toda la obra del creador tinetense es la poesía, aunque haya llegado a demorar dos décadas la entrega de este El llibru nuevu, que sale en una preciosa edición del sello Saltadera afeada tan sólo por una persistente errata. Un poeta piensa en todo momento, aun cuando pergeñe una humilde gacetilla, en cómo hacer una luminaria con las palabras de todos los días.

Xuan Bello parece querer decirnos, desde el título mismo de su último poemario, que desea poner sus versos bajo las señales de una determinada tradición: la que acuñó Dante al hacer de su vida y de su escritura un deseo de renovación a través del amor y del "stil novo". Hay varias referencias explícitas al florentino: en "Tres variaciones de un sonetu de Dante" (algunas de las mejores composiciones del poemario) o en "Glosa d'un versu de Dante", pero también en "Malentendíu". En este breve texto de factura modesta, en comparación con los poemas mayores del volumen (de "L'arume del esquezu" a "Caces, 3 de febrero del 2015", pasando por "Segunda elexía" o "Les prebes del delitu"), encontramos dos versos del conocido soneto "Tanto gentile e tanta onesta pare", de la Vita nuova, que permiten a Xuan Bello hablar -con elogiable síntesis- de una posición literaria que ha venido siendo la suya y la de los autores más destacados de su generación: "Falábemos nel asturiano de Dante y a ellos,/ que nun sospiraben, nun-ys valía".

El título del poemario (el autor confiesa en una nota final otra presencia tutelar, traída a otro hermoso poema, la de Fernán-Coronas) es un guiño también, claro, a aquel El llibru vieyu que publicó en 1999. Aquellos poemas marcaron "definitivamente", en opinión de Pablo Antón Marín Estrada (lo enuncia en el prólogo a la antología bilingüe La vida perdida), "la estatura de Xuan Bello como poeta". Es como si el autor de ahora hiciera cuenta lírica para ver qué ha sucedido desde entonces y se diera cuenta de que "la palabra nun salva" ("Poética") y de que, aunque "la poesía valir nun val pa nada" ("Anatema"), es quizás una de las pocas maneras decentes de explicar la maravilla y el desasosiego de vivir.

Son varios los asuntos que incorpora Xuan Bello a sus versos: el amor y el desamor, la amistad, la paternidad, la infancia, la tierra del origen? Y los aborda desde una voz, casi siempre en primera persona, que se ha adensado y es más compleja. No ha perdido el cuño elegíaco y reflexivo, pero sus textos son mucho más vívidos y profundos porque, en el fondo, lo que late en estos versos es la decantación de una posición moral (es decir, el individuo en su relación con la realidad, con lo que está bien y con aquello que está mal), una vez que se ha dado cuenta de que "diba en serio la vida" ("Cantar"). Y llegamos a otra de las influencias positivas de El llibru nuevu, la del Gil de Biedma de sus poemas mayores. Pese a que el corazón es "un perro que ladra a la luna", como también dice Xuan Bello, hay una cierta consoladora estancia en algún lado del laberinto: "Tengo una fía. Ámenme y amo. Toi bien. Un besu".

El volumen, escrito en su mayor parte en un verso libre cuya línea rítmica funciona bien, incluye una serie de poemas en asturiano occidental. Son composiciones en las que sobresale la voz del acordeonista Polo con sus sabidurías y que no desdicen demasiado en un conjunto que es también un tributo, como se ha sugerido, a la amistad. En estos versos, de gran riqueza léxica, están los nombres de Berta Piñán o Fonsu Velázquez, de Piquero o de Silvia Ugidos (uno de los textos se titula precisamente "Les prebes del delitu"). El poeta se sirve de variados procedimientos (de la intertextualidad al correlato objetivo) en estos cuarenta y siete poemas que forman El llibru nuevu, obra que pasa directamente al estante superior de la literatura asturiana. Lo dicho: un clásico vivo.

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