La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Libros

Monólogo interior

Amelia Pérez de Villar y el desafío de la propia vida en El pulso de la desmesura

Desmesura y riesgo. Algo excesivo casi insolente, encontramos en este libro, un monólogo interior de una mujer que habla y siente con una claridad que nos supera pues no teme callarse en modo alguno y es esta sinceridad brutal -extrema- la que nos conduce por esta historia de obsesión y determinación hacia un precipicio que es abismo, también, desde la primera palabra o página: "Es un monólogo interior. Un flujo de conciencia". La autora asume todos y cada uno de los riesgos de contar esta historia pero asume principalmente haber elegido contarla así, de este modo, de cuya fragmentación depende este hilo que va recogiendo, retomando, la protagonista de esta historia estancada en una desesperanza que sin embargo no se detiene ante nada. Se busca a sí misma, indaga, como un animal enjaulado. Una relación fallida ("Mi marido legal, en régimen de separación de bienes, que ya no tendrá un hijo conmigo y que tiene una amante, al margen de mi historia con él, sale por la puerta"), una identidad que se desdibuja a cada paso ("Dicen que no he cambiado, pero yo veo que sí porque me faltan mis ojos"), la obsesión por la imagen de un hombre donde buscar cierto anclaje y una obra como excusa o anzuelo de realidad. La historia de un desgarro interior: "Estoy prisionera. Inválida. Loca. Y sola". No existe aquí facilidad para quien lee, más bien acertijo, desconcierto y algo que nos empuja a seguir leyendo, probablemente algo primitivo. La pulsión sexual avanza sobre ella como su propio instinto de supervivencia, a golpes indeterminados, con demasiada violencia en ocasiones, todo aquí se amplifica, tenemos la sensación de vivir a través de una pesadilla narrada con distinto alcance y dimensiones. Desmesura es la palabra. Y soledad: "La gente no sabe vivir sola, sólo algunos que tienen cruce de lobo"

Amelia Pérez de Villar es traductora y escritora, ha publicado relatos y artículos en diferentes medios, ésta es su primera novela. Y quizá por eso sorprende el hábito excepcional de contar la historia desde su epicentro mismo, la originalidad de no ceder en modo alguno ante la pasión de esta voz que surge en un modo muy personal y específico que exige una atención también desmesurada y desmesuradamente placentera. Existen libros que son islas, voces, lugares de difícil acceso, transitar por las zonas más abruptas siempre exige al menos una buena forma, algo así ocurre en este libro, no demasiado apto para todos los públicos. Sólo quien arriesga gana. Podemos vivir sin ciertas cosas pero es necesario afrontar y acercarse a otras muchas: "Podemos vivir sin las cosas principales, sin las más grandes o las más importantes. Pero no sin lo más insignificante. No sin lo más leve".

Compartir el artículo

stats