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Un acerbo polemista lanza sus dardos al apocalipsis de 1917

Vasili Rózanov se refugió en un monasterio tras la revolución bolchevique y allí, pobre, enfermo y desesperado, murió con poco más de 60 años en 1919. Cuando gozaba de toda su energía, Rózanov, filósofo y crítico literario mordaz, había sido un notorio polemista cuyas intervenciones en los periódicos no dejaban indiferente. Defensor del simbolismo más decadentista, era a la vez un creyente que azotaba a la Iglesia por haber despojado al cristianismo de su brazo más humano en aras de una espiritualización excesiva. En 1918, Rozánov escribió una decena de fascículos en los que, con su verbo altisonante, indaga en las raíces de la catástrofe que acababa de dejar a Rusia en manos de los revolucionarios. Pueden compartirse o rechazarse sus diagnósticos, pero el lúcido verbo que preside El apocalipsis de nuestro tiempo ha apasionado hasta el estremecimiento a quienes lo han leído en multitud de lenguas.

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