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Arte

Luis Repiso, la geometría como camino de perfección

Un personal código pictórico de relaciones formales y cromáticas en los terrenos de la abstracción concreta

Roger Bissiere, destacado artista francés y uno de los más importantes teóricos de la abstracción, dijo de Paul Klee: "hizo que el tema desapareciera como objeto a fin de justificarlo como forma". Es decir, que la naturaleza fuera sustituida por un sistema pictórico de relaciones o correspondencias formales y cromáticas. Era Bissiere una de las voces que representaban en Francia el sentimiento de una pintura genuina, aunque dentro de una modalidad de abstracción geométrica surgida en Holanda a partir del grupo De Stijl y del periódico programático "Art Concret" y de los planteamientos del suizo Max Bill que fue quien impuso el término de "arte concreto", movimiento que tuvo gran influencia sobre todo en Europa e Hispanoamérica y se prolonga en la actualidad en grandes colecciones, ferias y museos. Una tendencia que mantiene que la forma, el color y el plano son valores concretos que representan una realidad por sí mismos.

A esta conclusión ha llegado también por su cuenta en Asturias, interiorizándola como horizonte de su pintura, y sin conocimiento suficiente de este movimiento artístico, Luis Repiso, de quien muchos aficionados al arte saben que ha protagonizado una sorprendente, por su singularidad e interés plástico, evolución que en poco tiempo ha llevado su obra, por un camino de depuración y simplificación, desde un naturalismo figurativo a los terrenos de la abstracción concreta, con un personal código de formas y estructuras en la exploración de novedosas relaciones sin más referencia o significado que ellas mismas, una obra dirigida, en la percepción del espectador, más a niveles intelectuales que emocionales o simbólicos.

A la abstracción suelen llegar los pintores a partir del color sobre todo los paisajistas, pasando por el impresionismo, para terminar en el expresionismo abstracto de mancha o gesto. En otros casos pueden llegar desde la línea, y entonces pasan por formas del cubismo, reduciendo el peso del color, o bien geometrizándolo en la estructura lineal, alternativa de la que depende la naturaleza más o menos subjetiva y emocional de la obra.

En el caso de Luis Repiso, su propia pintura le llevó a la abstracción geométrica más pura y objetiva, aunque como es evidente no carente de belleza. Los objetos de sus bodegones de otro tiempo, también mobiliarios, edificios, juguetes, figuras... dejaron la atmósfera algo surreal que los envolvía, para justificarse como forma, después de pasar por la manipulación semicubista de su anterior época de planos y líneas múltiples y multicolores en contextos arquitectónicos. Luego, de la noche a la mañana, comenzó a pintar cuadros construidos sobre la pura estructura lineal y desde la más espontánea intuición. Grandes figuras geométricas irregulares ocupando toda la superficie pictórica e introduciendo y enfatizando las diagonales para intensificar el dinamismo y la profundidad espacial, tomado partido, sin saberlo, por el elementarismo de Van Doesburg frente al ortogonismo de Mondrian. En cuanto al color, sensible, plano y monocromo, utilizádolo no para suscitar sentimientos sino para unificar el espacio. Y luego la novedad de esas pequeñas geometrías como fragmentadas salpicando la superficie, en relieve o no, que curiosamente pueden recordar las que aparecían como curiosidades en sus cuadros de la época figurativa pero que ahora me recordaron otras parecidas de otro holandés, también de Utrech, que anduvo entre la abstracción geométrica y la figuración: Van der Leck. Interesantísima exposición, por lo que se puede ver y por la evolución que la ha traído.

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