Las letras españolas recuerdan este viernes la figura de Antonio Machado, fallecido en el exilio de Colliure (Francia) hace 80 años, en 1939, tras dejar uno de las obras más relevantes de la literatura en castellano.

Machado, uno de los poetas españoles más importantes del siglo XX, nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla, en una vivienda del Palacio de las Dueñas de los Duques de Alba, donde sus padres, Antonio Machado Álvarez y Ana Ruiz, vivían alquilados. Fue el segundo de ocho hermanos; el primogénito, Manuel, también cosechó éxito y fama como poeta, si bien menos que Antonio.

En algunos de sus más famosos versos evoca el poeta ese lugar de su nacimiento e infancia, como los que abren su celebérrimo 'Retrato': "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,/ y un huerto claro donde madura el limonero". También sus últimos versos, que le encontraron en un bolsillo de su gabán unos días después de su muerte, evocan aquellos tiempos: "Estos días azules, y este sol de la infancia..."

Estudió en la Institución Libre de Enseñanza de Madrid, donde entró en contacto con algunos reputados profesores e intelectuales de la época, ganó plaza de profesor de francés en Institutos de Segunda Enseñanza, y su primer destino fue Soria. Sus años en Soria darían como fruto el que seguramente es su poemario más importante: 'Campos de Castilla'.

Tres años de matrimonio con Leonor Izquierdo

En Soria se enamoró de Leonor Izquierdo, cuando esta aún tenía 13 años. Dos años después, el 30 de julio de 1909, se casaron en la iglesia de Santa María la Mayor de Soria, ella con 15 años y él con 34. El matrimonio sólo duraría 3 años, ya que ella moriría el 1 de agosto de 1912 en París víctima de la tuberculosis.

A Antonio Machado, que vivió en Sevilla, Madrid, París, Soria, Segovia o Baeza, la muerte le encontró en la localidad de Colliure, en el Pirineo francés, en su exilio forzado por la guerra civil española. Allí murió el 22 de febrero de 1939; su madre, que le acompañaba en el exilio, sólo sobrevivió tres días más.

A continuación te dejamos algunas de las mejores estrofas de Machado, algunos de sus versos más recordados y recitados, que europapress.es ha recogido como homenaje en este aniversario. ¿Cuál es tu poema preferido de Machado? ¿Qué estrofa añadirías a esta lista? Déjanos tu comentario al final de este artículo.

1.

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,

y un huerto claro donde madura el limonero;

mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;

mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

(Retrato)

2.

Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus andrajos, desprecia cuanto ignora.

¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada

recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?

(A orillas del Duero)

3.

Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta

-no fue por estos campos el bíblico jardín-:

son tierras para el águila, un trozo de planeta

por donde cruza errante la sombra de Caín.

(Por tierras de España)

4.

¡Qué importa un día! Está el ayer alerto

al mañana, mañana al infinito,

hombres de España, ni el pasado ha muerto,

ni está el mañana -ni el ayer- escrito.

(El dios ibero)

5.

¡Soria fría, Soria pura,

cabeza de Extremadura,

con su castillo guerrero

arruinado, sobre el Duero;

con sus murallas roídas

y sus casas denegridas!

(Campos de Soria)

6.

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

(A un olmo seco)

7.

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.

Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.

Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

(Proverbios y cantares)

8.

Nuestras horas son

minutos

cuando esperamos saber y siglos cuando sabemos

lo que se puede aprender.

(Proverbios y cantares)

9.

Mas otra España nace,

la España del cincel y de la maza,

con esa eterna juventud que se hace

del pasado macizo de la raza.

Una España implacable y redentora,

España que alborea

con un hacha en la mano vengadora,

España de la rabia y de la idea.

(El mañana efímero)

10.

Nunca perseguí la gloria,

ni dejar en la memoria

de los hombres mi canción;

yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles,

como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar

bajo el cielo azul, temblar

súbitamente y quebrarse.

(Proverbios y cantares)

11.

¿Para qué llamar caminos

a los surcos del azar?...

Todo el que camina anda,

como Jesús, sobre el mar.

(Proverbios y cantares)

12.

Ayer soñé que veía

a Dios y que a Dios hablaba;

y soñé que Dios me oía...

Después soñé que soñaba.

(Proverbios y cantares)

13.

No extrañéis, dulces amigos,

que esté mi frente arrugada;

yo vivo en paz con los hombres

y en guerra con mis entrañas.

(Proverbios y cantares)

14.

Caminante, son tus huellas

el camino, y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante, no hay camino,

sino estelas en la mar.

(Proverbios y cantares)

15.

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

(Proverbios y cantares)

16.

Y cuando llegue el día del último vïaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.

(Retrato)

17.

¡Oh, no eres tú mi cantar!

¡No puedo cantar, ni quiero

a ese Jesús del madero,

sino al que anduvo en el mar!

(La saeta)

18.

De lo que llaman los hombres

virtud, justicia y bondad,

una mitad es envidia,

y la otra no es caridad.

(Proverbios y cantares)

19.

Por los campos de Dios el loco avanza.

Tras la tierra esquelética y sequiza

-rojo de herrumbre y pardo de ceniza-

hay un sueño de lirio en lontananza.

Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!

-¡carne triste y espíritu villano!?-

No fue por una trágica amargura

esta alma errante desgajada y rota;

purga un pecado ajeno: la cordura,

la terrible cordura del idiota.

(Un loco)

20.

Fe empirista. Ni somos ni seremos.

Todo nuestro vivir es emprestado.

Nada trajimos; nada llevaremos.

(Proverbios y cantares)