"¿Cuál es vuestro nombre? ¿Qué os entusiasma y qué hace que vuestro corazón lata? Contadme vuestra historia. Quiero escuchar vuestra voz y vuestras convicciones. No importa quién seas, de dónde seas, tu color de piel o tu identidad de género: alza la voz".

Así habló el líder de la 'boy band' Bangtan Sonyeondan (BTS), Kim Namjoon (RM), en su discurso en la 73º Asamblea General de la ONU en septiembre de 2018. La banda llevaba para entonces algo más de un año colaborando con UNICEF en la campaña #EndViolence. Jin, RM, Suga, j-hope, Jimin, V y Jungkook, de entre 21 y 26 años, se convirtieron el año pasado en la primera banda surcoreana en conseguir el #1 en Billboard con su disco 'Love Yourself: Answer'. Su base de fans, su 'Army', es reconocida como una de las más potentes de Internet, y también es la responsable de que Bangtan acumule tantos premios por popularidad en redes sociales.

En su carisma y su mensaje radica su éxito internacional. El amor propio, la salud mental, la incertidumbre por el futuro y la presión a la que se ven sometidas las nuevas generaciones surcoreanas al intentar sacar adelante una sociedad en depresión económica son temáticas recurrentes en sus canciones. Que los miembros sean quienes escriben y producen la mayoría de sus temas —sobre todo los raperos de la banda, RM, Suga y j-hope— es otro punto a favor para sobresalir en una industria en la que lo habitual es que las letras procedan de compositores suecos.

Si bien el K-pop se caracteriza por ensamblar la música coreana con el hip-hop, R&B y pop estadounidense, con letras que alternan entre el coreano y el inglés, BTS sobresale por dar un mayor espacio a elementos de su cultura en sus canciones. El ejemplo más reciente es el videoclip de 'Idol', en la que los chicos, vestidos con 'hanboks' y 'durumagis', bailan al ritmo del Pansori, el canto tradicional coreano.

En entrevistas para medios estadounidenses, ante la repetidísima pregunta de si tienen pensado producir un álbum entero en inglés, RM, quien mejor domina el idioma de los siete, se limita a responder: "No queremos cambiar nuestra identidad o nuestra autenticidad para conseguir el número uno. Eso no sería BTS".

Puede que ahora Bangtan vivan oficialmente en The Hill, en Hannam-dong, el complejo residencial más caro de Seúl, y que en los últimos meses j-hope y Jungkook hayan adquirido en efectivo su segunda vivienda en las Seoul Forest Trimage, pero estas son cosas a las que solo ahora empiezan a acostumbrarse. Hasta finales de 2016 los siete vivían bajo mínimos y dormían en una misma minúscula habitación con literas proporcionada por BigHit, la compañía bajo la que debutaron con el tema 'No More Dream' en 2013, y con la que el pasado octubre han vuelto a firmar otros siete años de contrato.

Triunfar como 'idols' habiendo firmado con una compañía pequeña no es fácil en el oligopolio de la industria musical de Corea del Sur, en la que suelen despuntar los grupos producidos por las compañías conocidas como 'Las tres grandes': YG, SM y JYP. Dentro de la industria (como recientemente ha declarado en una entrevista Sunmi, del grupo de JYP Wonder Girls) se dice que BTS, que realmente empezaron desde abajo, están ahora abriéndole el camino en Occidente a los artistas surcoreanos que están por llegar.