Si algún autor ha marcado la infancia de miles de españoles ese ha sido, sin duda, Jordi Sierra I Fabra, uno de los escritores de libros infantiles y juveniles más vendidos de nuestro país. Desde hace años este escritor se ha introducido en un mundo casi nuevo para él: el de la novela negra. Hasta diez títulos ha publicado contando las historias vividas durante la Guerra Civil y la posguerra española del inspector Miquel Mascarell. Un agente al que miles de lectores han cogido ya cariño y del que cada vez son más esperadas sus nuevas entregas.

En esta ocasión Sierra I Fabra nos presenta la décima entrega de esta interesante serie fácil de leer y más que apropiada para los amantes de la novela negra, uno de los géneros que más está creciendo en los últimos años en lo que a número de seguidores se refiere. El libro (que salió hoy 4 de abril a la venta), tiene 320 páginas y cuenta una historia que tuvo lugar en el año 1951. El protagonismo de Mascarell se comparte en esta ocasión con David Fortunity, un detective amigo del creador de la historia que le pide ayuda para resolver tres casos que le han encargado. Miquel (como hace casi al principio de cada novela), se niega “no quiere más líos pero unos días después el detective es víctima de un atentado al cual sobrevive quedando en coma y el expolicía republicano no tiene más remedio que ponerse de nuevo en marcha para evitar que el asesino consume su trabajo y mate a Fortuny”. El nuevo libro se titula "Un día de septiembre y algunos de octubre".

Mascarell ha pasado por mucho a lo largo de los últimos diez años. El único consuelo que ha encontrado después de perder a toda su familia como consecuencia de la guerra y de una enfermedad es el de haberse cruzado (en la primera y magistral novela de esta saga) con una prostituta vieja amiga suya de la que acaba enamorado y que le acaba dando un hijo que hace que, poco a poco, le vuelvan las ganas de vivir.

Sierra I Fabra narra magistralmente cómo se vivía en la España destrozada por el franquismo. Mascarell sobrevive a pesar de los comentarios de los vecinos y de lo difícil que es poder salir adelante con una vieja mercería de barrio. Merece la pena detenerse en esta décima parte de la saga que a buen seguro nos regala buenos momentos en este primavera. Un libro para meterlo en la maleta.