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Arte

El universo de 'Blade Runner', reconstruido a partir de óleo y fuego

El pintor José Abel Sánchez, presente en la Art Revolution de Taipei, crea atmósferas postapocalípiticas que conquistan al mercado oriental

José Abel Sánchez en su estudio. / Aida M. Pereda

Reacio a reproducir "la postal típica" del símbolo turístico que representa por antonomasia a cada ciudad del mundo, José Abel Sánchez fija su objetivo en un encuadre para luego llevárselo a su terreno -el lienzo- y hacerlo suyo. "Creo mi propio ambiente, lo que veo en mi interior, no lo que veo en la foto", explica este pintor, presente estos días en la Art Revolution de Taipei, en Taiwán, una de las ferias más importantes de arte del panorama internacional.

Antes de girar por España, tiene previsto contagiar Shanghái de espíritu industrial, donde espera repetir la buena acogida que está teniendo entre el público oriental. "Es el nuevo mercado. Allí hay mucho amor por el arte y gusta mucho el tema de la pólvora y el fuego", por lo que Sánchez se encuentra muy integrado, ya que su sello de identidad es el uso del soplete, que protagonizó su anterior colección, 'Pinceles de fuego'.

Los posos de su ciudad de origen se esconden en cada uno de sus paisajes postapocalípticos, inspirados en el declive que terminó con la pujante revolución industrial, de la que sobreviven destartaladas fábricas en funcionamiento, expulsando humo por amenazantes chimeneas que tratan de catapultar el paisaje con su oscura ceniza. "Todo esto me viene del humo y el ambiente de ese Bilbao gris que conocí de chaval, cuando la ría era sucia", cuenta.

"Trato de hacer de lo feo, algo bonito. Me gusta mucho ir al monte, pero jamás pintaría ese paisaje, no me dice nada"

La mítica película de 'Blade Runner' da nombre a su nuevo recorrido pictórico, con 23 paradas, donde entremezcla el óleo de sus pinceles con el fuego del soplete para impregnar su obra de una atmósfera envuelta en decadencia. Así, damos un paseo por algunas de las capitales más pobladas del planeta, como Londres, Sarajevo, Moscú, Tokio, Pekín o Frankfurt, que se intuyen catastróficas y desiertas, aunque se atisban pinceladas en tonos más dulces, como en el caso de París, para insinuar un mínimo resquicio de vida en ellas.

Los pinceles de fuego de José Abel Sánchez.Aida M. Pereda y Ángela de la Torre

"Estoy muy implicado con el medio ambiente, así que en mis escenas exagero un poco la atmósfera de polución. Un gesto que a veces no es necesario siquiera, como en el caso de México DF, una de las ciudades más contaminadas del mundo", destaca, subrayando que "están pintadas a partir de imágenes reales y tomadas en la actualidad". Tal es su interés en esta temática que ha llegado a dibujar el apocalipsis en forma de Fukushima, y también Norilsk, en Siberia, la urbe que lidera el penoso ránking de las más contaminadas del planeta. "Es una ciudad caótica que tengo metida aquí", cuenta, señalando al corazón. "Trato de hacer de lo feo, algo bonito. Me gusta mucho ir al monte, pero jamás pintaría ese paisaje, no me dice nada", asegura con una sonrisa.

La textura del fuego

Su atracción por el fuego siempre le ha acompañado de la mano de su padre, un fontanero apasionado por la pintura. "Fue él quien me enganchó a la pintura, sin querer. De chavalín yo entraba a la habitación donde pintaba, que recuerdo que olía muy fuerte, a aguarrás. Veía lo que hacía y me ponía a enredar. Además, me tocó trabajar con él y soldé mucho en mi juventud", rememora. Así, de forma totalmente experimental, Sánchez decidió combinar ambas actividades y probar a quemar algunos de sus cuadros, aunque el resultado no fue el esperado y después de tirar muchos a la basura, terminó dejándolo.

"Estoy tan a gusto con la textura del fuego que se ha convertido en algo fundamental para mí"

Sin embargo, años más tarde recuperó esa idea y después de mucho investigar y jugar con el fuego, logró depurar esta técnica y aplicarla en su pintura. "Estoy tan a gusto con la textura que me ofrece el fuego que se ha convertido en algo fundamental para mí. Ahora mismo me quitas el soplete y no sabría rematar la obra, sería demasiado dulce para mí", advierte.

'Sarajevo', de la colección 'Blade Runner'.José Abel Sánchez

Para llevar a cabo este arriesgado proceso, primero pinta al uso, con pinturas al óleo, pero también con pigmentos llegados de Marruecos, aceites y barnices. A veces incorpora también plomo fundido, y en su etapa anterior, sobreponía cuerdas y otros materiales que rescataba de la ría, construyendo con todo ello un 'collage'. "Una vez que he terminado de pintar el cuadro con mis pinceles, le prendo fuego y voy tiznando algunas de sus zonas con las llamaradas de fuego para crear esta atmósfera. En algunas obras, de hecho, se aprecian las cortinas de fuego y humo", indica este pintor. Además del riesgo que supone trabajar con este elemento, un ligero descuido puede hacer que una obra concebida tras horas y horas de trabajo, se destruya en un abrir y cerrar de ojos.

El cine como elemento inspirador

Fue gracias a un crítico de arte, que comparó sus obras con los fotogramas de 'Blade Runner', cuando Sánchez se dio cuenta de que efectivamente, su distópico argumento futurista, podría tener continuidad en sus lienzos. "Es una película que me marcó en los ochenta y me impactó de forma poderosa", rememora, haciendo alusión a ese ambiente nocturno plagado de humo. No descarta incluso alumbrar una secuela. "Espero, eso sí, que no sea como el remake de 'Blade Runner', que no me ha gustado nada en absoluto", ríe.

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