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130 aniversario

Moulin Rouge, la fantasía de Toulouse-Lautrec

El mítico cabaret, inspirador de películas, sigue siendo uno de los iconos de París y el barrio de Pigalle

El Moulin Rouge cumple 130 años. SHUTTERSTOCK

Ha inspirado historias y películas de Hollywood, aunque lo cierto es que fue uno de los lugares más inspiradores para artistas de la Belle Époque como Henri de Toulouse-Lautrec. El Moulin Rouge es todo un icono de la parte más erótica de la ciudad de París, icono del amor y de las luces, y se mantiene en el tiempo. Hoy cumple 130 años en los que se ha hecho algún que otro lavado de cara, pero donde se siguen manteniendo los espectáculos de cabaret que tanto gustaban a artistas y bohemios del siglo XIX.

JOSEP OLLER

Fue un empresario español nacido en Tarrasa pero afincado desde los tres años en París. Oller fue uno de los principales personajes del París de la Belle Époque, creador del Moulin Rouge y del Olympia. Además inventó el sistema de apuestas mutuas, que se utiliza ampliamente en las carreras de caballos.

Construido en 1889 por el español Josep Oller, se enmarca en el barrio rojo de Pigalle, en el distrito de Montmartre, rodeado de clubs y tiendas eróticas. Es esta unión entre el barrio más picante y el más bohemio lo que en el momento de su nacimiento convirtió al mítico cabaret en punto de encuentro de artistas y pintores. "A través de todos los famosos bailarines y el artista Toulouse-Lautrec, el Moulin Rouge sigue cautivando la imaginación del público incluso hoy. Para muchas personas en todo el mundo, el Moulin Rouge representa una parte esencial de la vida nocturna parisina", señala Maria Kristina Wascher, especialista de la Universidad de Illinois.

La inauguración del Moulin Rouge coincidió con una época de grandes cambios en el ámbito social, cultural y económico a nivel de toda Europa. En 1874 había empezado la corriente artística conocida como Impresionismo y muchos de sus exponentes fueron asiduos asistentes a este tipo de espectáculos. En la siguiente década se realizarían eventos de gran importancia como la construcción de la Torre Eiffel en el marco de la Exposición Universal de 1899.

Infografía: Izaskun Garaizabal

Primer cartel de Toulouse-Lautrec.

Realidad de la vida

"El Moulin Rouge es un excelente ejemplo de la Belle Époque, un periodo que fascina a todo el mundo. Por supuesto, podría haber sentimientos encontrados hacia tal cabaret. El Moulin Rouge se encuentra en Montmartre, en la mitad inferior de Butte en Place Blanche y El Boulevard de Clichy. Esta área no solo es escandalosa, sino también sórdida, con sex shops y locales de streaptesse. Sin embargo, en mi mente solo veo las luces rojas encendidas en el molino de viento, los hombres llegando con sus sombreros y abrigos, y las damas con sus elegantes vestidos", sentencia Washer, que en su estudio se mete de lleno en la historia del lugar y en la vida del conocido Toulouse-Lautrec.

"Lautrec nunca tuvo la intención de disfrazar o embellecer el mundo de los locales nocturnos de la época. Mostró a las mujeres en los cafés y salones de baile bajo la dura luz artificial y pudo retratar la realidad de la vida de los bailarines. Sus pinturas no fueron de hermosas bailarinas en tutús con cintas de colores, como lo hizo su compañero Edgar Degas. Su objetivo era mostrar la realidad de la vida de los bailarines y la pobreza con la que convivían. El Moulin Rouge se convirtió en su lugar favorito. Toulouse-Lautrec les proporcionó acceso a estos artistas, como La Goulue y Jane Avril".

Carteles realizados por Toulouse-Lautrec./ SHUTTERSTOCK

El molinero y su mujer

Así, el Moulin Rouge abrió sus puertas el 6 de octubre de 1889 con la idea de llevar el renacido París a la escena nocturna. La ubicación había albergado previamente a la Reine Cabaret Blanche, un salón de baile bastante subido de tono que era famoso por su bailarina 'Nini, la de los hermosos muslos', famosa porque una noche caminó haciendo el pino y mostrando el público que no llevaba ropa interior. El molino de viento representaba los muchos molinos que caracterizaron la zona durante años. Originalmente, el molino contaba con la esposa de un molinero en una ventana y el molinero en la otra, cuando las velas giraban los dos se abrazaban", explica la experta de Illinois. "La decoración interior fue diseñada por Adolphe Willette, que pintó muchos murales y fue famoso por sus divertidas ilustraciones en las revistas 'Le Chat Noir' y 'Revue Illustrée'", añade.

Elefante de La Bastilla

Según las noticias de la época, la noche de apertura fue un gran éxito. Todo París estaba lleno de noticias de la nueva y extravagante casa de entretenimiento, y aunque ya existían muchos cafés y cabarets, el Moulin Rouge parecía llegar con tanta notoriedad que en seguida dominaría la escena social.

Con un público basado en vecinos, trabajadores de la zona y grandes empresarios, muchas noches se animaba a todos a unirse a los bailarines con el Cancán, baile que se originó en 1830 y que caracterizaría a este cabaret, que seducía a la audiencia con promesas de desnudos y exhibición, ya que este baile era muy provocativo.

En cuanto al espacio, destacaba una gran pista de baile, con el suelo de parqué, que albergaba hasta 5.000 personas. Al fondo, varios espejos adornaban las paredes pintadas de rojo. La sala estaba iluminada con lámparas de gas en forma de globo, dispuestas de tal forma que la luz se reflejara en los espejos y produjera vistosos destellos rojizos. Aunque la estrella del lugar fue el enorme elefante que se aposentaba en el jardín, apodado 'El elefante de la Bastilla' y al que, previo pago, los caballeros podían acceder a la panza del paquidermo subiendo por la escalera de caracol situada en el interior de una de las patas. Allí se encontraban un pequeño escenario sobre el que unas odaliscas ofrecían la auténtica danza del vientre.

En la actualidad

Ahora, el mítico cabaret, del que se atesoran infinidad de historias, sigue siendo uno de los atractivos más importantes de la ciudad de París junto a la Torre Eiffel. En sus puertas se aglutinan excrusiones al completo que pagan por las tardes y noches por viajar al tiempo de le Belle Époque por un precio de alrededor de 100€ sin cena y unos 50 más con ella. Vestuario, decoración y espectáculo de baile se han convertido en todo un reclamo que uno no puede dejar de perderse cuando acude de viaje a la ciudad del amor. Hoy mismo, celebrará un 'show' por su 130 cumpleaños en el que habrá luces y sonido sobre su tradicional fachada, en la que se proyectarán imágenes exclusivas, invitando a los presentes a viajar a través de la historia del cabaret, desde los inicios hasta el espectáculo actual: Féerie.

Moulin Rouge, julio de 2019./ Miriam Cos

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