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Literatura costumbrista

"¿Cómo que un catalán no tiene nada en común con un andaluz?"

Mari Pau Domínguez, chica Hermida en los 90, presenta 'La nostalgia del limonero', una novela sobre los orígenes de Cataluña

Mari Pau Domínguez regresa a la literatura con 'La nostalgia del limonero'. Europa Press

Chica Hermida en la década de los 90, Mari Pau Domínguez no tiene nostalgia del pasado. Esta periodista y escritora catalana (Sabadell, Barcelona, 1963), ex mujer de Paco Lobatón -con quien tiene una hija en común- regresa a la literatura para presentar 'La nostalgia del limonero', una novela escrita en homenaje a sus padres y a todos los emigrantes andaluces que llegaron a Cataluña en busca de trabajo y una vida mejor.

Las protagonistas son Concha, una andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz, que regresa al hogar familiar tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocionalmente, al comprobar que su matrimonio ha sido una farsa. Paz nunca ha conocido el pasado de su madre, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando en la vida, como la dureza de los primeros años de asentamiento en Cataluña, las terribles riadas de 1962, la decepción de su matrimonio, las dificultades de su historia de amor en la madurez o la distancia cada vez mayor con su única hija.

"Me he basado en la vida de mis padres para contar la vida de miles de españoles que tuvieron que abandonar sus lugares de origen huyendo de la miseria"

-Después de triunfar con la novela histórica, con títulos como 'La corona maldita', sobre Felipe V de Borbón, o 'Las dos vidas del capitán', sobre la vida de Diego de Alvear y Ponce de León, te animas a escribir tu novela más personal, 'La novela del limonero'.

-Sí, hay mucha historia en ella. Me he basado en la vida de mis padres para contar la vida de miles de españoles que tuvieron que abandonar sus lugares de origen huyendo de la miseria para irse a un lugar que les ofrecía más posibilidades. En Cataluña hubo una gran afluencia de emigrantes, sobre todo andaluces, y yo soy hija de la emigración.

-Y aunque se trata de una ficción, hay muchos tintes biográficos...

-Sí, hay licencias típicas de la literatura, pero hay mucho real, sobre todo de mi madre, aunque, que yo sepa, no tuvo un amante (risas), pero en la novela era muy necesario para el personaje. Y mi historia familiar también es diferente. No soy hija única, tengo un hermano, pero lo fundamental está ahí, sobre todo en los personajes de Concha y de Diego.

-También existe un trasfondo histórico real, el de la Cataluña de los años 50.

-Sí. Esta novela es una crónica histórica, desde los años 50 o incluso un poco antes, porque también incluye la generación de los abuelos de Paz, hasta nuestros días. Es un ejercicio costumbrista.

-¿Por qué elegiste este momento para revisar el pasado reciente?

-La idea surgió en 2016, cuando escuché a Oriol Junqueras, entonces vicepresidente del gobierno catalán, decir que "un catalán tiene lo mismo en común con un andaluz que con un finlandés". ¿Cómo que un catalán no tiene nada en común con un andaluz? Sus palabras me parecieron un desdén y un desprecio muy injusto hacia gente como mis padres, que se habían dejado la misma vida en esta tierra para buscarse un futuro mejor. Y la novela parte de ahí, de intentar dar voz a estas personas, que formaron parte de una realidad que hizo que Cataluña fuera la tierra próspera que es hoy.

-¿Crees que en momentos como éste, es más necesario que nunca repasar esas raíces y mirar hacia nuestros orígenes?

-Es absolutamente necesario, porque cuando los partidarios del proceso secesionista en Cataluña hablan de historia se remontan a tiempos de Felipe V y yo creo que es un gran error. Hay que remontarse a la historia más reciente, que es la de nuestros padres, no hay que irse más lejos porque en realidad ellos fueron los que construyeron esta Cataluña y se les tiene que escuchar.

-Y en estos momentos que hay tanta división, ¿cómo se puede lograr la cohesión social?

-Yo no tengo la fórmula, no lo sé. De todos modos, prefiero no meterme demasiado en política porque se puede desvirtuar el verdadero sentido de mi novela, que no habla para nada de política.

Heridas abiertas y nostalgia por el pasado

-Hablas de amor, de heridas abiertas, de misterios...

-Sí, creo que en la novela se abren muchos caminos. Se narra cómo se vive el amor en diferentes generaciones, cómo ha ido evolucionando España y cómo van cambiando los protagonistas de la novela, sobre la búsqueda del amor perdido y las heridas que no acaban de cicatrizar. Y a través de la lectura, el lector va acompañando a Concha y a su hija en el misterio que les ha acompañado a lo largo de su vida.

-Al igual que las protagonistas de la novela y haciendo referencia al título, ¿sientes tú también nostalgia por ese pasado?

-No soy muy nostálgica. Creo que la nostalgia está bien como recuerdo, pero no la puedes llevar al extremo. Un exceso de nostalgia es similar al miedo, te paraliza. Y de hecho, al protagonista masculino, a Diego, marido de Concha y padre de Paz, le impide avanzar. Vive en Cataluña, siempre con la añoranza de volver a su tierra, mientras que Concha piensa que en su tierra no tienen posibilidades de prosperar, que no hay futuro para ellos y que tienen que adaptarse, como sea, al lugar al que se han trasladado a vivir.

-¿Fue doloroso rescatar ese pasado?

-Sí, sobre todo fue muy doloroso recuperar los recuerdos de las riadas de 1962 en el Vallés, una comarca aledaña a Barcelona donde a principios de los años sesenta residían muchísimos emigrantes andaluces como mis padres, que vivían en un sótano justo delante del río que se desbordó, el río Ripoll. Esas inundaciones se llevaron por delante a unas mil personas, pero ellos sobrevivieron a la catástrofe.

"Fue muy doloroso recuperar los recuerdos de las riadas de 1962 en el Vallés, donde murieron un millar de personas"

-¿Les ha gustado a ellos la novela?

-Sí. Por desgracia mi padre falleció de Alzheimer hace unos años, así que me hubiera gustado haber empezado antes con este proyecto, porque me he perdido muchas cosas de él. Y mi madre se ha emocionado muchísimo. Le ha costado mucho acabar de leer los capítulos relativos a las riadas, pero se ha visto muy reflejada y sobre todo muy satisfecha de que se les dé voz porque es que hay tantos como ellos...

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