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Arquitectura

Arquitectos asturianos en un gran ventanal del barrio de Cimadevilla

Fernando Nanclares y Nieves Ruiz llevan a LAI la instalación Una oleada de modernidad

Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, en Cimadevilla, junto al ventanal con la instalación "Una oleada de modernidad".

La mirada de la costumbre tiende a envolver lo contemplado en la niebla de la uniformidad. Nos ocurre a diario en las calles y plazas por las que caminamos, casi siempre a nuestros asuntos y sin dejarnos sorprender por los urbanos paisajes cotidianos. Dicho de otra manera: vemos casas, parques, calles, edificaciones, pero sin saber muy bien lo que estamos viendo. Poco avisados, no es infrecuente, por tanto, que sumemos en una misma imagen asomada a la indiferencia arquitecturas singulares, de rara calidad, con aquellas otras -la mayoría- que permanecen en los planos de lo anodino e insustancial. Una sospecha que está implícita en la instalación Una oleada de modernidad. Arquitectura asturiana de mediados del siglo XX, propuesta de Fernando Nanclares (Oviedo, 1947) y Nieves Ruiz (Madrid, 1947) que se puede ver hasta el próximo 3 de marzo en la sala Laboratorio de Arte Íntimo (LAI), en el barrio gijonés de Cimadevilla.

La citada pareja de arquitectos propone, a través del repaso de más de una treintena de edificios y otras construcciones, un eficaz y necesario repaso a la arquitectura de mayor interés que se hizo en Asturias entre 1950, aproximadamente, y 1965. Tres lustros en los que un grupo de profesionales asturianos, más bien diverso por su formación e interés, quiso poner de nuevo en marcha el reloj de la modernidad. Afirman Fernando Nanclares y Nieves Ruiz: "Abordan su trabajo desde una visión estrictamente profesional y con gran libertad creativa". Y aún añaden: "Ellos son los productores de una arquitectura brillante, colorista, deudora de la nueva abstracción que se abría paso en la plástica moderna, y que transmite una sensación de optimismo, de cierta ligereza y desenfado, sobre todo si se compara con la que se va a realizar en las décadas siguientes, cargada de inseguridad y preocupaciones político sociales, y muy presionada por el desarrollismo consumista".

"Una oleada de modernidad", que se presenta como instalación artística a la que el espectador puede acercarse desde el ventanal callejero de la sala LAI, en la calle del Rosario del barrio alto gijonés, es así un muy pertinente acercamiento a esos creadores y a esas obras que surgieron a mediados del siglo XX en una de las periferias españolas. Arquitectura renovada, con ecos vanguardistas y la intención de romper con los años grises de la larga posguerra española.

"Esta propuesta parte de aquella convicción leonardesca por la que no puedes sentir amor hacia aquello que nos conoces", explica Begoña Muñoz, galerista de la sala LAI. Y una insistencia más en la necesidad de romper con las ruinas de la mirada para valorar como se merece aquello que tenemos próximo: "Todo lo vemos como una realidad dada, hasta el Prerrománico, y así es un muy difícil apreciar lo que tenemos ahí mismo".

No es nuevo el interés de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz por el tema que centra Una oleada de modernidad. Ambos autores publicaron en 2014 un volumen que enlaza directamente con esta instalación: Lo moderno de nuevo: Arquitectura en Asturias, 1950-1965, con prólogo de Antonio Capitel y más de seiscientas ilustraciones y fotografías. Un amplio acercamiento a esos tres lustros en que los afanes de recuperar un hilo perdido se concretaron en obras de gran brillantez constructiva y estilística, diseminadas por la geografía asturiana: de Oviedo y Gijón a Sama de Langreo, pasando por Proaza o Cangas del Narcea.

Este grupo "heterogéneo" de arquitectos, según la expresión de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz y sobre cuyos trabajos hacen un elogioso subrayado, está formado por Juan Miguel del Busto González y su socio Miguel Negrete; Ignacio Álvarez Castelao, los hermanos Francisco y Federico Somolinos-Cuesta, Juan Vallaure Fernández-Peña, José Gómez del Collado, Joaquín Vaquero Palacios, Julio Galán Gómez, Fernando Cavanillas Batalla o Juan José Suárez Aller, entre otros. Es interesante, en este sentido, ver las relaciones y ramificaciones familiares (los Marín en Gijón) que se establecen entre esos arquitectos. Para los autores de Una oleada de modernidad, "el camino de renovación moderna iniciado en los primeros años cincuenta por Francisco y Federico Somolinos, Juan Vallaure e Ignacio Álvarez Castelao, lo van a recorrer también la generalidad de sus compañeros de profesión en Asturias". Vemos, así, cómo hay estudios de arquitectura que se convierten en núcleos de irradiación de modernidad o cómo arquitectos que fungen como técnicos municipales, caso de Tomás Menéndez Abascal, en Avilés, o Luis Cuesta Rodríguez, en Mieres, asumen esas nuevas ideas que contribuyen a la entrada del aire fresco de los tiempos.

Nombres, pero también edificaciones que prueban la tesis central sobre la que se asienta la propuesta de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, matrimonio y pareja profesional que viene destacando desde los años ochenta por la rehabilitación de edificios como el del Banco de España para convertirlo en sede de la Presidencia de Asturias, en Oviedo, o los de los teatros Campoamor y Jovellanos, por no hablar de la sede de LA NUEVA ESPAÑA, también en la capital asturiana, o la de la muralla y la torre del Reloj, en Gijón. Un repaso, el de la sala LAI, en el que figuran obras como el Cine Felgueroso (Sama, 1954), de Suárez Aller; el Cine Ayala (Oviedo, 1954), de Vallaure; el desaparecido Bar Pénjamo (Cangas del Narcea (1956), de Gómez de Collado, o el Club de Tenis de Gijón, firmado por Marín (con Díez Canteli) en 1962. Lecciones, en fin, que conviene recordar para aprender a mirar.

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